El obispo de Copenhague, de negacionista a converso de la sinodalidad

Czeslaw Kozon se muestra “positivamente sorprendido” por el éxito de la Asamblea Sinodal en la que ha participado

El obispo de Copenhague, de negacionista a converso de la sinodalidad

“Los temas candentes surgen, pero de forma muy disciplinada, sin ‘ideologización’, sin agresividad”. Así habla del Sínodo sobre la sinodalidad el obispo de Copenhague, Czeslaw Kozon, quien se ha mostrado “positivamente sorprendido” tras vivir estas semanas en el Vaticano tras haber llegado con cierto escepticismo. Ahora sale de este encuentro con “inspiración y ánimo”.



Nuevo impulso

“Debo admitir que, cuando se lanzó el proyecto, yo era un poco escéptico”, “no por la idea en sí, no por miedo a ningún resultado, sino porque entonces parecía poco concreto, difícil de captar, difícil de poner en marcha”, confiesa el prelado en una entrevista a The Tablet. “Aunque se mencionen los temas candentes, todo sigue siendo un proceso”, recalca el obispo que es también presidente de la Conferencia Episcopal Nórdica, que incluye a Dinamarca, Noruega, Suecia, Finlandia e Islandia.

Crítico con el proceso alemán, Kozon rechaza la idea de que el sínodo forme parte de una conspiración para acabar con la doctrina clásica y señala que “la gente que está preocupada debería estar tranquila y confiada”. Así, a preguntas de los periodistas destaca que “está claro que los sacerdotes tienen un papel esencial en la Iglesia y, en algunos casos, tienen la última palabra, pero eso no significa que no se pueda incluir a los laicos en la toma de decisiones”, ya que, sentencia, “el ministerio sacerdotal y la autoridad sacerdotal están destinados al servicio” desarrollando algunos espacios de participación mutua.

“Hay mucho potencial inexplorado en las disposiciones actuales”, señala en este sentido. “No se trata sólo de incluir a las personas que quieren ser escuchadas, sino también de concienciar a la gente de que los cristianos bautizados en general no sólo tienen derecho a ser escuchados, sino también el deber de participar en la difusión del Evangelio”, explica. “Creo que puedo volver con algo de inspiración y ánimo y contar a la gente lo que ha ocurrido”, apunta. “Como ventaja adicional, ha sido muy bueno escuchar a gente de todo el mundo”, reitera.

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