El cardenal presidente de los obispos españoles cuestiona el uso del sondeo realizado por GAD3: “Tienen la intención de engañar”
Primera reacción oficial de la Conferencia Episcopal Española ante el informe antiabusos que presentó ayer el Defensor del Pueblo. Y con enfado. Porque el presidente de los obispos, el cardenal Juan José Omella, arranca su primera reflexión en redes sociales con una crítica directa: “Las cifras extrapoladas por algunos medios son mentira y tienen intención de engañar”.
De esta manera, el también arzobispo de Barcelona entra de ello en uno de los puntos más polémicos del estudio realizado por los poderes públicos. Se trata de la encuesta que el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, encargó a GAD 3, que recoge cómo el 11,7% de las personas entrevistadas afirman haber sufrido abusos sexuales, antes de cumplir 18 años. Un 3,36% manifiesta que ese abuso se produjo en el ámbito familiar, el 0,6% de la muestra representativa de la población encuestada dice haber sido agredida sexualmente por un sacerdote o religioso católico y un 1,13% afirma que la agresión se registró en el ámbito religioso. En un intento de saltar de los porcentajes a cifras de alcance de esta lacra, se podría hablar de unas 445.000 víctimas de abusos eclesiales si se realiza unas cuenta matemática a mano alzada teniendo en cuenta que en España hay 39.415.017 personas de 18 y más años.
Y es precisamente esta proyección directa la que pone en duda el cardenal Omella. De hecho, el propio Gabilondo quiso ayer desmarcarse de estos cálculos al presentar el informe y la propia encuesta: “Cuantificar estos asuntos es poco fecundo, es importante cada caso, y que no se deje ningún caso fuera de la contabilidad. ¿Por qué no hemos extrapolado nosotros? Porque pensamos que no se debe extrapolar”.
Más allá de esta cuestión, el presidente de los obispos entona un ‘mea culpa’ sin entrar en más detalles de valoración del informe: “No nos cansaremos de pedir perdón a las víctimas y trabajar por su sanación”.
Además, echa mano del Catecismo para admitir que “la Iglesia es a la vez santa y siempre necesitada de purificación… Todos los miembros de la Iglesia, incluso sus ministros, deben reconocerse pecadores”. En esta misma línea, y parafraseando el documento católico de referencia, remarca que “en todos, la cizaña del pecado todavía se encuentra mezclada con la buena semilla del Evangelio hasta el fin de los tiempos”.
En cualquier caso, este primer pronunciamiento de Omella es solo la antesala del posicionamiento oficial ante el informe del Defensor del Pueblo que nacerá de la Asamblea Plenaria Extraordinaria que celebrarán los obispos este lunes de forma presencial y online.