El Espíritu Santo se ha colado por derecho propio en la Universidad Pontificia de Salamanca. Durante esta semana, del 25 al 26 de octubre, se han celebrado las LV Jornadas de Teología que han contado con más de 130 participantes. Y todo, con el propósito de ahondar en “el Espíritu en medio de la ambigüedad del mundo, y no el Espíritu en la claridad de su manifestación sacramental en los signos eclesiales”.
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Así lo puso de manifiesto el decano de la Facultad de Teología, Francisco García Martínez, artífice de estas jornadas con las que se ha propuesto “reflexionar sobre la presencia del Espíritu en el mundo y en la historia, en medio de sus avances y retrocesos, de sus fases armónicas y de las dodecafónicas, de sus descubrimientos gozosos y de sus olvidos dramáticos”.
Presencia salvífica
Fue el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz, el encargado de pronunciar la conferencia inaugural que se adentró en “la historia inconclusa de la salvación”. Así, se detuvo en los diferentes “gemidos” del Espíritu que se manifiestan en hombres y mujeres que son “presencia salvífica” y “exégesis viviente” de Dios mismo.
Con este punto de partida, Estela Aldave realizó un recorrido sobre la presencia del Espíritu, sus características y sus signos a lo largo de la Biblia. Para la profesora del CRETA (Centro Regional de Estudios Teológicos de Aragón), repasó su carácter vivificador y su universalidad, así como su radical dimensión histórica con su capacidad para transformar la historia. Enlazando con esta mirada, Gonzalo Tejerina, de la Pontificia de Salamanca se detuvo en esos “susurros” del Espíritu que se traducen en los signos de los tiempos a partir de la constitución Gaudium et Spes.
Desarrollo de la pneumatología
Más allá de esta mirada histórica, Emili Marlés, de la Facultat de Teología de Catalunya, se lanzó a descubrir la presencia facilitadora del Espíritu para establecer un diálogo abierto y sincero entre las ciencias y la teología. Por su parte, Gonzalo Villagrán, de la Universidad Loyola, se adentró en cómo “en el Magisterio social se percibe claramente una presencia creciente del Espíritu, lo que se explica por el mayor desarrollo de la pneumatología en los últimos años”.
“Esta mayor presencia va unida a una mayor inclinación a escuchar los signos de los tiempos, a una mayor sinodalidad en la visión eclesiológica y a la mayor apertura explícita a la sorpresa y novedad del Espíritu de los Papas al escribir las encíclicas”, remarcó.
Para cerrar las jornadas, el docente de la Pontificia de Salamanca, Emilio José Justo abordó cómo el Espíritu puede hacerse presente en la cultura posmoderna a través de algunos impulsos: “Uno de ellos es la creatividad, la experiencia del nihilismo abre a lo nuevo en lo diferente. Otro impulso es la relación entre lo diferente que está en comunión, mantener la diferencia en la unidad”, dejó caer.
