“El amor a Dios y al prójimo son inseparables el uno del otro”. En torno a estas palabras ha guiado el papa Francisco su reflexión antes de rezar el ángelus ante los miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro.
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En primer lugar, ha señalado que “el amor al Señor viene antes que nada y nos recuerda que Dios siempre nos precede”. “Entre los brazos de Dios, que nos levantan, absorbemos el calor y el cariño que luego aprendemos a donar; allí encontramos el amor que nos empuja a donarnos con generosidad a los hermanos”, ha señalado.
En este mismo sentido, ha agregado: “Todo comienza a partir de Él. Solo encontrándolo, rindiéndonos a su amor, nos volvemos verdaderamente capaces de amar. Por eso, no nos resistamos: abramos nuestro corazón al Señor cada día”.
En segundo lugar, ha recordado que “amando a los hermanos, nosotros reflejamos, como espejos, el amor del Padre”. Así, señalando el testimonio de Teresa de Calcuta, ha pedido a los peregrinos dar el primer paso, como Dios hace con nosotros: “Sin esperar a que otros se muevan, sin esperar a que el mundo, la sociedad y la Iglesia cambien, sin esperar ni pretender reconocimientos”.
Para terminar, ha lanzado varias preguntas al aire: “¿Soy agradecido al Señor, que es el primero en amarme? ¿Me encuentro con Él cada día para dejar que me transforme? ¿Intento reflejar su amor? ¿Me esfuerzo por amar a mis hermanos y hermanas, especialmente a los más débiles, a los que se equivocan, a los que me hacen daño? ¿Quito de mi corazón, con la ayuda de Dios, las pátinas opacas del egoísmo, del resentimiento, de la rigidez, del apego a las cosas, de lo que me impide reflejar con claridad el amor del Padre?”.
“La guerra siempre es una derrota”
Al término de la oración mariana, el Pontífice ha agradecido a todos los que se unieron a la Jornada de Oración, Ayuno y Penitencia implorando la paz en el mundo. “No dejamos de orar por Ucrania y por la grave situación en Palestina e Israel, y por las otras regiones que viven en guerra”, ha apuntado.
Centrándose en Gaza, ha vuelto a reclamar que “se permita la ayuda humanitaria y sean liberados de inmediato los rehenes”. Y que “no se abandone la posibilidad de dejar las armas y que cese el fuego”, porque “la guerra siempre es una derrota”, ha añadido ante los aplausos de los peregrinos.