En las últimas semanas, la crisis en Tierra Santa desde el ataque terrorista de Hamás, el pasado 7 de octubre, y la respuesta bélica de Tel Aviv contra la Franja de Gaza, registra ya 1.500 víctimas israelíes y 8.000 palestinas. Un horror que no cesa y ante el que están tratando de mediar distintos países, la ONU o, más allá del ámbito político, la Santa Sede.
- PODCAST: Acompañar en la pérdida: pastoral del duelo
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
El último intento se ha dado este lunes 30 de octubre, cuando un comunicado vaticano ha dado a conocer que “esta mañana ha tenido lugar una conversación telefónica entre Paul R. Gallagher, secretario para las Relaciones con los Estados y las Organizaciones Internacionales, y Hossein Amir-Abdollahian, ministro de Asuntos Exteriores de la República Islámica de Irán, a petición de este último. En la conversación, Gallagher expresó la grave preocupación de la Santa Sede por lo que está sucediendo en Israel y Palestina, reiterando la absoluta necesidad de evitar la ampliación del conflicto y de alcanzar una solución de dos estados para una paz estable y duradera en Oriente Medio”.
“La guerra siempre es una derrota”
Como ya hace en Ucrania y en tantos otros “conflictos olvidados”, el papa Francisco ofrece constantes llamamientos a la paz en Tierra Santa. El último tuvo lugar en el ángelus dominical del día 29, cuando se refirió a “la grave situación en Palestina e Israel” y reclamó que “se permita la ayuda humanitaria” para Gaza, instando a su vez a los dirigentes de Hamás a que “sean liberados de inmediato los rehenes” israelíes que tiene secuestrados desde su ataque del día 7. Además, Bergoglio apeló a que “no se abandone la posibilidad de dejar las armas y que cese el fuego”. Y es que “la guerra siempre es una derrota”.
Además, el Pontífice lidera buena parte de la labor diplomática de la Santa Sede. Así, si el día 22 ya habló por teléfono durante 20 minutos con el presidente estadounidense, el católico Joe Biden, para buscar posibles salidas al conflicto, hizo lo mismo el día 26 con el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, al que le recordó que el Vaticano está comprometido “por la solución de los dos estados y de un estatuto especial para la ciudad de Jerusalén”. Por su parte, el mandatario otomano lamentó que “los ataques israelíes contra Gaza han alcanzado el nivel de masacre”.
Liberación de los rehenes
Además de las llamadas a la paz en discursos y conversaciones diplomáticas, el compromiso de la Santa Sede por una salida dialogada a la crisis en Tierra Santa se muestra en elementos tan concretos y de vital importancia como el ofrecimiento a desempeñar un papel de mediación para que se consiga de Hamás la liberación de los israelíes que mantiene secuestrados desde hace semanas. Sobre ello se manifestó el mismo día 26 el secretario de Estado de la Santa Sede, el cardenal Pietro Parolin, que reconoció que, si esta cuestión pudiera “resolverse”, “sería menos probable” que Israel optara por una total empresa terrestre en Gaza.
En este sentido, admitió que, aunque “estamos intentando hacer algo”, “no hay grandes espacios en este momento” para la mediación. Eso sí, valoró el prestigio en la región del Patriarcado Latino de Jerusalén, pastoreado por el cardenal Pierbattista Pizzaballa, que es el que, en caso de darse las circunstancias, sería el encargado de dicha “interlocución”, para la que ha conseguido “algún intercambio de mensajes” entre las partes confrontadas.
Al Corazón Inmaculado de María
Significativamente, el propio Pizzaballa celebró el domingo 29 una misa en el santuario de Deir Rafat en la que consagró Tierra Santa al Corazón Inmaculado de María. “Madre de Dios y Madre nuestra, una vez recorriste los caminos de nuestra tierra; guíanos ahora por los senderos de la paz”, clamó al cielo en la ceremonia.
