“El informe es positivo, pero siempre hay algo que revisar”. Es la percepción que le han transmitido al presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, sobre la auditoría independiente realizada a los 45 seminarios españoles a comienzos de año por dos obispos uruguayos y encargada por el Papa Francisco.
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“Vamos a ver lo que dicen, acogeremos lo que nos digan”, compartió el purpurado al ser preguntado por ‘Vida Nueva’ sobre las primeras impresiones compartidas desde el Dicasterio del Clero, custodio del informe, que hablan de una situación “problemática” de los centro de formación para los futuros sacerdotes.
Omella hizo estas declaraciones, junto al secretario general de los obispos, César García Magán, en el marco de la rueda de prensa posterior a la Asamblea Plenaria Extraordinaria de la Conferencia Episcopal que se celebró ayer por la tarde en Madrid para abordar la crisis de los abusos sexuales en la Iglesia.
Conclusiones del trabajo
Sin embargo, entre los temas a tratar se incluyó que el Dicasterio para el Clero ha citado a todos los obispos españoles a una reunión que tendrá lugar el próximo 28 de noviembre en Roma, en la que se abordarán “las conclusiones del trabajo realizado” por Milton Luis Tróccoli, obispo de Maldonado – Punta del Este – Minas, y Arturo Eduardo Fajardo, obispo de Salto. García Magán, por su parte, desveló este mañana que el Papa Francisco también estará presente en este encuentro.
Los obispos uruguayos, tal y como ya había advertido esta revista antes de su visita, podrían haberse topado con carencias notables en el acompañamiento hacia una madurez afectiva de los candidatos, cierta ideologización en la formación teológica y pastoral, así como una querencia nostálgica en algunos casos preconciliar. O dicho de otra manera, habrían detectados no pocos síntomas de una aplicación laxa de la ‘Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis’, el programa de formación actualizado por la Santa Sede en 2016.
