La guerra declarada del presidente Nayib Bukele a las pandillas salvadoreñas ha traído consecuencias negativas en materia de derechos humanos
El estado de excepción establecido por el presidente Nayib Bukele para disminuir la violencia en El Salvador está funcionando, pero el precio que se está pagando es altísimo: el desprecio de la dignidad humana.
Así lo afirmó el cardenal Gregorio Rosa Chávez en entrevista con Vatican News, en la que abordó el tema del estado de excepción, sus consecuencias, positivas y negativas, así como el discurso de Bukele ante la ONU para lograr la paz en el país centroamericano.
Y es que, en su discurso, el mandatario habló de la necesidad de contar con los tres poderes del Estado alineados y una mesa limpia para seguir con su tarea de lograr la seguridad en el país, sin embargo -recordó el cardenal- no mencionó en ningún momento la situación de los derechos humanos en su país.
Para Rosa Chávez, quien fuera amigo y discípulo de san Óscar Arnulfo Romero, la estrategia de Bukele contra las pandillas, contradice la visión de la Iglesia, de que la persona humana debe estar en el centro, lo cual significa que cada hombre y mujer deben sentirse realmente en casa en su país, contentos y sin sobresaltos, en un clima de serenidad y de paz, sin temor. “Esto es lo que hemos perdido con el Estado de excepción”.
La estrategia de Bukele lleva ya más de año y medio, durante el cual, organizaciones civiles nacionales e internacionales han denunciado violaciones a los derechos humanos de los pandilleros presos, así como condiciones deplorables en las cárceles de máxima seguridad en las que han sido recluidos.
El cardenal aseguró que con el estado de excepción se ha perdido la oportunidad de que todos los salvadoreños sean respetados en su manera de ser y de pensar para aportar lo mejor de cada uno y construir juntos el bien común.
Continuó: con el ‘estado de excepción’ todo eso se pierde, ya que no existe la posibilidad de expresarse libremente, de tener derecho a un juicio justo y al debido proceso. “La Iglesia siempre ha luchado por estos ideales”.
Insistió en que el presidente Bukele afirmó ante la ONU que gracias a que los pandilleros están en la cárcel, se tiene un país que disfruta de paz.
“Pero no habló de lo que pasa dentro de las cárceles. Ciertamente, las medidas represivas extremas que él prometió, se están cumpliendo. Los testimonios de quienes logran recuperar la libertad, son aterradores… Los obispos de El Salvador hemos clamado desde el principio por la humanización de la realidad carcelaria”, dijo el cardenal.
Por último, aseveró que cuando se vive en un estado de excepción, el principal protagonista es el miedo, que paraliza: “Mucha gente en mi país es víctima del miedo. Es natural que sea así cuando no hay quien nos defienda de las arbitrariedades que cometen los agentes del Estado“.
En este sentido, dijo que la misión de la Iglesia en El Salvador en tiempos del ‘estado de excepción’ es ser una Iglesia samaritana. “No es fácil, pero es necesario. Que el Señor nos ayude para que no pasemos de largo”.