Cono Sur

Ernesto Castro: “Hay que capacitar a las personas para que sean protagonistas en su sociedad”

La Obra Kolping cumple 40 años en Chile apoyando a miles de personas a mejorar sus condiciones de vida





Más de 300 integrantes de la Obra Kolping en Chile se reunieron hace pocos días en Villarrica, a 760 kilómetros al sur de Santiago. Allí estuvo Ernesto Castro, párroco de San Nicodemo, en Rancagua, y su asesor nacional.



Kolping nació en Colonia, Alemania, a fines de los años 60 inspirada en las enseñanzas del sacerdote Adolfo Kolping (1813-1865) que tuvo gran influencia en el desarrollo del magisterio social de la Iglesia. Con una rápida expansión internacional se propone contribuir a alcanzar un mundo justo en el que todos puedan llevar una vida digna, especialmente aportando a superar las estructuras de pobreza. Tiene presencia en Asia, África, Oceanía América Latina y Europa, alcanzando unos 60 países.

Encuentro nacional

La Asociación Nacional de Chile fue fundada en 1981 y en 1983 obtuvo su reconocimiento legal. Hace poco asumió como asesor nacional Ernesto Castro con quien conversó Vida Nueva.

PREGUNTA.- ¿Cómo se desarrolló el encuentro nacional reciente?

RESPUESTA.- Como todas nuestras actividades fue algo muy festivo, lúdico, alegre. Villarrica es la sede de origen de este movimiento en Chile por eso tiene gran significado para nosotros. Hasta allí llegaron más de 300 personas en buses. El primer día pudieron disfrutar las termas que posee Kolping muy cerca. A la mañana del segundo día peregrinamos al cementerio a visitar las tumbas de los precursores del movimiento en Chile y luego de una caminata hasta la Catedral celebramos allí una eucaristía muy participada.

El encuentro se realizó en la sede de Kolping con intervenciones de las 4 zonas en que está organizado el país, mucha alegría, expresiones artísticas y convivencia. Estamos celebrando los 40 años de reconocimiento oficial del Estado chileno a nuestro movimiento.

P.- ¿Dónde tienen presencia en Chile?

R.- Más de 3 mil personas participan en grupos que tenemos desde Antofagasta hasta Ancud, con unos 1.100 socios activos en 17 diócesis. Sus pilares son la espiritualidad, la familia, el trabajo, la recreación.

Tiene inspiración católica, pero no es requisito para ingresar. Hay gran diversidad de creencias en una convivencia basada en el respeto, que se hace muy grata. Su espiritualidad está centrada en Jesucristo, el Hijo de Dios, que fue un trabajador entre nosotros.

Honrar a los socios

Un rasgo muy valioso es honrar a los socios. En la cultura institucional es muy importante reconocer y valorar, de manera explícita, lo que cada uno hace y aporta en el grupo. Eso ayuda también a consolidar la hermosa fraternidad que se vive en la organización, resolviendo los problemas y demostrando que lo importante es cuidar este ambiente.

P.- ¿Qué actividades realizan sus integrantes?

R.- La idea es que quien ingresa sea socio en el movimiento, eso refuerza la idea de que todo se hace juntos, no se viene a recibir, sino a participar. Esto se expresa en un lema muy propio de esta obra: ‘ayuda para la autoayuda’. También se fomenta la participación comunitaria en parroquias y la integración a participar de las redes comunitarias de su entorno ciudadano.

Hay estudiantes en casas de acogidas, muchos de ellos becados. Se hicieron algunas inversiones que permiten disponer hoy de una empresa eléctrica y las termas de San Luis en Villarrica, hostales en varias ciudades para personas de bajos recursos y los socios generan pequeñas empresas familiares o de sociedades.

Lo principal de nuestro quehacer es capacitar a las personas para que sean protagonistas en su sociedad, a través de su propio trabajo, así se vuelve especialmente sostenible la cooperación al desarrollo.

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