El compromiso del papa Francisco con la justicia climática es, sin duda, uno de los ejes de su pontificado. No solo porque llame a la protección del medio ambiente en buena parte de sus intervenciones o porque haya dedicado a la cuestión una encíclica, Laudato si’ (2015), y una exhortación, Laudate Deum, esta última publicada el pasado 4 de octubre. Es que, como se venía especulando en las últimas semanas y ha confirmado Vida Nueva de fuentes bien informadas, será el primer papa que acuda presencialmente a una cumbre climática de la ONU.
En este caso, a la COP28, que se inaugura en Dubái el próximo 30 de noviembre. El Pontífice, que llegará ese día para la ceremonia de apertura, permanecerá en el país árabe hasta el 2 de diciembre. Pese a que también se valoraba que Bergoglio pudiera estar en la cumbre mundial de líderes religiosos que tendrá lugar en la cercana Abu Dabi por las mismas fechas, finalmente la incompatibilidad de agendas se ha impuesto y el Papa solo podrá estar en la COP28.
Con todo, es de esperar que, desde Dubái, Francisco apele de un modo armónico a la fraternidad humana, lo que pasa tanto por el cuidado de la Casa Común (objetivo específico de la cumbre de la ONU) como por un clamor por la paz en un mundo convulso y agitado por conflictos como los que se están viviendo en Ucrania o en Tierra Santa, sobre el que girará de un modo más concreto el encuentro interreligioso de Abu Dabi.
A falta de que el Vaticano confirme oficialmente la visita y dé a conocer su agenda para esos tres días, está previsto que, además de su discurso en la ceremonia inaugural, el Santo Padre visite el Pabellón de la Fe situado en el recinto de la COP28. Se trata de un espacio que visibilizará el compromiso de diferentes confesiones religiosas con la justicia climática, que pasa por un desarrollo y un consumo sostenibles, y por las llamadas contra la emisión excesiva de gases contaminantes, defendiendo también la experiencia de las comunidades originarias en pulmones para la humanidad como el Amazonas, pese a que se ven amenazadas por multinacionales que les arrebatan sus hogares y sus recursos naturales.
Perteneciente Dubái a los Emiratos Árabes Unidos, será la segunda vez que el Papa viaje hasta un país que ya visitó en 2019, cuando, del 3 al 5 de febrero, precisamente, estuvo en Abu Dabi. Una visita marcada por la defensa del diálogo interreligioso y que culminó con la firma del ‘Documento sobre la Fraternidad humana por la paz mundial y la convivencia común’, que suscribió junto al gran imán de Al-Azhar, Ahmad Al-Tayyeb, principal representante de la corriente islámica suní.