“Adaptarse a los nuevos tiempos o morir”. Eso es lo que hace dos meses se dijeron las Carmelitas Calzadas de Granada cuando se dieron cuenta de que cada vez vendían menos dulces y pastas. Como todo convento de clausura, conscientes de que buena parte de su subsistencia pasa por lo que facturan con los productos que consumen quienes están más allá del claustro, hicieron un ejercicio de discernimiento y entonces lo vieron claro.
- PODCAST: Reforma sinodal voto a voto
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Siendo apenas siete monjas, y cinco de ellas filipinas, a estas últimas se les ocurrió que había una alternativa distinta a explorar: elaborar comida asiática y venderla en el torno para que, quien así lo quiera, se la lleve a casa.
Éxito sin parangón
Así se probó y así se alcanzó un éxito sin parangón. Y es que está teniendo un éxito tal entre los granadinos que ahora prácticamente no dan abasto al despachar tallarines con ternera, fideos con gambas, rollitos de primavera o el plato estrella: sushi.
Las propias religiosas han explicado estos días que la causa puede estar en lo económico de sus precios o en que adaptan sus recetas asiáticas ‘a la española’, utilizando productos locales que casan bien con la cocina del lejano oriente.
Pero, aunque ellas no lo digan, a buen seguro que hay otro ingrediente más que garantiza el triunfo de su receta: que cocinan con todo el amor del mundo.