Culturas

Las dudas (de cine) de santa Teresa





“Teresa, ¿no dudas?”. Así comienza la nueva película de Paula Ortiz en la que se acerca a la persona de Teresa de Jesús como antes lo hicieran otros grandes creadores como Juan de Orduña, Josefina Molina, Rafael Gordon, Ray Loriga o Jorge Dorado. Y lo hace en clave de mujer y arropada por el texto teatral de Juan Mayorga ‘La lengua en pedazos’. Además, se acompaña también de dos grandes de la escena como Blanca Portillo, en el papel de la santa, y Asier Etxeandia, en el rol del inquisidor.



Con estos mimbres, la película se desarrolla en dos planos, de ahí el título de esta crónica, que pueda servir también de previa antes de ver la película, estrenada en la Seminci (Semana Internacional de Cine de Valladolid) y que animo a ver en cines de toda España a partir del 25 de noviembre.

Las tablas

Suele decirse que adaptar es traicionar, aunque prefiero pensar que la adaptación es una nueva creación a partir de un punto de partida ya existente. Y eso hacen Ortiz, a partir del texto de Mayorga, y él mismo a partir del texto teresiano, del que bebe de manera fundamental para construir su obra. No podríamos decir que el académico habla de oídas de la obra de la santa, sino que la conoce y adapta a las reglas del texto dramático.

La obra de Mayorga está muy apegada al lenguaje teresiano, que se lee y se contempla como un tour de force entre dos personajes antagonistas que a lo largo del diálogo se enfrentan y se miran como en un espejo. El texto es bellísimo, pero intenso, y la palabra, como en toda la obra de Mayorga, tiene un papel esencial, por encima de la acción. Ahí está su grandeza y su debilidad. En teatro tiene la fuerza que le aportan los actores, que deben hacer un trabajo ingente para que el texto no se convierta en un recitado que sature al espectador. Por eso hay que jugar con los matices y subrayar lo mínimo, porque el texto tiene ya suficiente vuelo como para recargarlo más.

Pude ver la función teatral en el Teatro del Barrio de Madrid, con Clara Sanchís y Daniel Albadalejo, y funciona muy bien en ese sentido, tanto actoral como en su sencilla y austera puesta en escena. En la película, los actores están también fantásticos, y la química fuera del escenario juega a su favor, en una película en la que son ellos los que sostienen todo el andamiaje. Por ese lado, la adaptación cinematográfica es magnífica por la poderosa presencia de los personajes.

El acercamiento de Mayorga a Teresa de Jesús es el más “canónico” de los que se han hecho a partir de 2015 con motivo del centenario teresiano, en el que se reactivó el acercamiento a su figura. Pienso en propuestas como las de Cristina Morales, María Velasco, María Folguera o Paco Becerra, todas muy interesantes, pero que recorren distinto camino al texto que nos referimos.

Los místicos

Conociendo un poco la obra de los místicos, especialmente santa Teresa y san Juan de la Cruz, considero la dificultad de hacer una película para el gran público. Acercarse a los místicos siempre es complicado por la verdad que encierran sus escritos y por el desafío de sus propuestas. Y, sobre todo, porque el mundo espiritual es muy difícil de expresar en imágenes.

Me consta que parte del equipo artístico pudo vivir una experiencia “inmersiva” en el convento de las Carmelitas Descalzas de Toro (Zamora) donde compartieron vida y trabajo con las hermanas, así como diálogo con ellas. De la misma manera, han estado asesorados por Antonio Mas Arrondo, teólogo y especialista teresiano, que ha acompañado las distintas versiones del guión llevado al cine. Todo este bagaje se nota en la película y enriquece cualquier tipo de acercamiento a una mujer como Teresa de Jesús.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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