Ernesto Brotóns ha publicado una carta abierta en la que reitera que en materia de abusos “no podemos mirar hacia otro lado”, pues “un solo caso es ya motivo de vergüenza y de dolor”
El obispo de la diócesis de Plasencia, Ernesto Jesús Brotóns Tena, ha publicado una carta abierta tras la publicación del ‘Informe del Defensor del Pueblo sobre denuncias por abusos sexuales en el ámbito de la Iglesia Católica y el papel de los poderes públicos’ y su participación en la Asamblea Plenaria Extraordinaria de la Conferencia Episcopal Española.
“Perdón” y “reparación” son las palabras que resumen sus impresiones. “Más allá de las dudosasextrapolaciones que puedan derivarse de la encuesta que complementa la auditoría, las cifrasnos interpelan duramente”, señala el obispo aunque directamente en Plasencia solo son “cuatrolas denuncias conocidas por nosotros y reportadas al Informe”. “En todas ellas se ha intervenido yse sigue trabajando”, añade.
Sobre la encuesta destaca que “nos enfrentamos a un problema social de gran magnitud, queafecta a toda la sociedad” ya que los abusos se dan en muchos ámbitos siendo “un 0,6 %, víctimas de abusos cometidos por un sacerdote o religioso católico”. Más allá de esto reitera que “no podemos mirar hacia otro lado” ya que “un solo caso es ya motivo de vergüenza y de dolor”.
Los abusos, añade Brotons, “no solo defrauda la confianza puesta en nosotros; hiere y generadaños irreparables, escandaliza y nos convierte en un antisigno del Evangelio que estamosllamados a transmitir”. “No dejaremos de pedir perdón a las víctimas y a sus familias, a lasociedad y a todo el Pueblo de Dios, ni de trabajar y poner todos los medios necesarios para, en la medida de lo posible, reparar el daño, sanar heridas, y prevenir y combatir cualquier forma deabuso, porque queremos ser parte de la solución y no del problema”, reitera.
Por ello asegura además que “debemos dar un paso adelante en las medidas de una reparaciónque ha de ser sistémica e integral”. “Cierto es que podemos protagonizar situaciones contrariasal Evangelio que nos avergüenzan y nos obligan a estar en un permanente estado de conversión”, apunta, “pero también es cierto que, en nuestra Iglesia, y en nuestra Diócesis de Plasencia (así lo he podido constatar a lo largo de este primer año con vosotros), hay mayormentemucho amor, tiempo y vida entregada, lo que, humildemente, y sin arrogancia, debemos valorar y,sobre todo, cercano el día de la Iglesia diocesana, agradecer”, concluye.