México

Sacerdote desmiente retenes y confiscación de víveres para los damnificados por Otis en Acapulco, México

El padre Filiberto Velázquez, de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, conversa con Vida Nueva sobre cómo está fluyendo la ayuda hacia los damnificados por el huracán





La Iglesia católica ha sido solidaria desde el primer momento en que el huracán Otis impactó en las costas del estado de Guerrero, dejando a su paso un número no cuantificado de daños (particularmente en el municipio de Acapulco), así como 47 fallecidos y 59 desaparecidos.



Vida Nueva conversó con el padre José Filiberto Velázquez Florencio, director de la Pastoral Social de la Diócesis de Chilpancingo-Chilapa, y quien está coordinando los diferentes grupos de las Cáritas diocesanas que han llegado en auxilio de la Arquidiócesis de Acapulco.

El sacerdote reiteró la solidaridad de la Iglesia en el famoso puerto turístico ante la emergencia, a pesar de que 38 parroquias se vieron afectadas.

“Su arzobispo, don Leopoldo González, ha estado desde un principio ahí; todos los sacerdotes han estado en su parroquia organizando la ayuda, llevando víveres de los centros de acopio a su comunidad; además, muchas iglesias que han convertido en albergue, en refugio, en comedor; así que la Iglesia ha estado al lado del pueblo que sufre”.

Aseguró que la ayuda a través de Cáritas ha fluido desde el primer día en que se pudo acceder para valorar la situación, pues los técnicos de Cáritas Mexicana pudieron acercarse y ver las necesidades concretas de la gente.

Explicó que fueron la Arquidiócesis de Monterrey y el Banco de Alimentos de Monterrey, junto con el gobierno de Nuevo León, los primeros en responder de una manera masiva.

“Hasta el día de hoy Monterrey ha entregado 100 toneladas de alimentos y agua; de igual manera, la Arquidiócesis de Puebla y las diócesis de Naucalpan y Ecatepec han estado presentes; la propia Arquidiócesis de Chilpancingo-Chilapa pudo entregar lo recaudado sus parroquias hace ocho días”.

Los víveres no se decomisaron

En cuanto a los hechos de rapiña difundidos en los medios de comunicación, así como los retenes en los que supuestamente la policía decomisaba la ayuda de los vehículos particulares, el sacerdote reconoció que “lamentablemente sí hubo rapiña, pero también se utilizó esto para generar información falsa, hablar mal del Ejército o dejar mal parado al Gobierno Federal, sobre todo politizando; sabemos que no están todas las cosas como deben de ser, pero tampoco podemos politizar una tragedia para dañar políticamente a un adversario, al costo de que esto haga que la ayuda no llegue a la gente”.

Explicó: “Mucha gente tuvo temor, afortunadamente nosotros asegurábamos que aquí sí llegaban los víveres a Chilpancingo; nosotros los podíamos trasladar sin ningún problema, eso fue lo que ayudó a que no parara la ayuda, pero sí afectó demasiado en aquellos que querían donar o querían mandar víveres; entonces eso lo vamos a seguir repitiendo, no es verdad, no se decomisan, no se decomisaron, no se confiscaron”.

Precisó que se sugirió a la gente dejar sus víveres en Chilpancingo, en la 35 zona militar, “pero fue una sugerencia, nunca hubo retenes para quitarle a las personas los víveres“. El objetivo era que la gente dejara en Chilpancingo la ayuda para que Cáritas pudiera llevarla en camionetas hasta Acapulco.

Generar proyectos productivos a mediano plazo

El padre Filiberto aseveró que todas las ayudas son importantes en este momento, incluso la económica, pues el dinero va a ser necesario para la reconstrucción. “En estos momentos hay varias maneras de ayudar: a través de la Cáritas Mexicana, a través de la Cáritas de Acapulco, a través del Centro Minerva Bello, todos son deducibles de impuestos”.

Sobre la desaparición de algún sacerdote o si ha habido algunos con los que no se haya podido contactar después del desastre del huracán Otis, el sacerdote aclaró que sí se ha tenido contacto con la mayoría de los sacerdotes, “no hay algún reporte que nos preocupe de desaparición o algo así”.

Finalmente, hizo énfasis en que la prioridad es seguir “alimentando a nuestros hermanos, seguir limpiando las vías de acceso, generar proyectos productivos a mediano plazo para poder generar una solidez económica que les permita seguir alimentándose porque las fuentes de empleo se vieron severamente afectadas en estas dos municipios: Acapulco y Coyuca de Benítez”.

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