Finalmente, el papa Francisco autorizó la beatificación del cardenal Eduardo Francisco Pironio. A través del decreto de promulgación, la Santa Sede reconoce la intercesión del Venerable Siervo de Dios en el caso de un estado de coma profundo que sobrellevó un bebé de 15 meses, Juan Manuel Franco.
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En el año 2006, Juan Manuel aspiró por accidente “purpurina”, una sustancia con componentes metálicos muy tóxicos (plomo, aluminio, cobre), que provocó dificultades respiratorias, comprometiendo seriamente sus pulmones. Sus padres pidieron, ante una estampa del cardenal argentina, por la salud del pequeño.
“Dejó huella”
El obispo de Nueve de Julio, donde nació y fue bautizado Pironio, Ariel Torrado Mosconi, dijo que esta beatificación se trata tanto de un regalo como de una responsabilidad para la diócesis y la ciudad que fue su primer hogar. “En su -por entonces- iglesia parroquial de Santo Domingo de Guzmán cantó su primera misa y estuvo entrañablemente unido a su “pago chico” hasta el último viaje de su vida terrena que fue aquí, para luego volver a morir a Roma”, aseguró.
Además, el obispo señaló que su santidad de vida seguirá siendo un auténtico don para su tierra de nacimiento, para el país y para la Iglesia universal. En todos los ámbito donde sirvió, dejó huella. “Difícil es resumir una existencia tan prodiga, fecunda y fructífera”.
También recordó su paso por la Acción Católica, el Pontificio Consejo para los Laicos y las Jornadas mundiales de la Juventud; su “pastoreo de pastores” desde el Seminario de Mercedes y de Buenos Aires, la dirección espiritual y ayuda a sacerdotes y hermanos obispos; su tarea en el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM); la vida consagrada y los religioso; su ministerio pastoral en las La Plata, Avellaneda y Mar del Plata.
Asimismo, Torrado Mosconi resaltó su incansable predicación de la esperanza, el diálogo y la reconciliación en los momentos cruciales de la patria: la noche oscura de los violentos años 70; el conflicto del Beagle con Chile y la guerra de Malvinas, en los cuales desempeñó un discreto rol para acercar posiciones. Y marcó un rasgo peculiar: “Todo ello, muchas veces en medio de incomprensiones, críticas y sospechas que él vivió como auténticas experiencias de “cruz pascual”.
Después de indicar que la figura santa de Pironio deja una herencia espiritual, teológica, pastoral y evangelizadora que es necesario custodiar y difundir, convocó a los fieles a prepararse espiritualmente para este “acontecimiento de gracia”, y pidió: “¡La sabiduría, el testimonio y el estilo de Pironio tienen mucho para decir a la Argentina y a la Iglesia de hoy! Y nosotros tenemos la misión de darlo a conocer”.
Testimonios desde la Asamblea
Esta información, dada a conocer hoy, animó a los obispos reunidos en su tradicional plenario del noviembre. La oficina de prensa envió dos videos con las repercusiones de esta novedad:
Oscar Ojea, obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina.
Carlos Malfa, obispo de Chascomús y exsecretario de Pironio en la diócesis de Mar del Plata.
La ceremonia de beatificación será el próximo 16 de diciembre, en la Santuario de la Basílica de Luján, donde hoy descansan sus restos. Participará el cardenal Fernando Vérgez Álzaga, titular de la gobernación del Vaticano y secretario del cardenal que lo acompañó durante más de 20 años.