“¡No nos quedemos indiferentes! Es necesario actuar de inmediato, a todos los niveles, con determinación, urgencia y valentía”. Con esta contundencia el Papa ha querido hacerse presente en la campaña para erradicar la violencia contra las mujeres organizada por RAI italiana. A través de un mensaje enviado a la corporación audiovisual, Francisco explicó que la violencia contra la mujer es una mala hierba venenosa que aflige a nuestra sociedad y que debe ser eliminada de raíz”. El Obispo de Roma considera que estas raíces “son culturales y mentales, crecen en el suelo del prejuicio, la posesión y la injusticia”.
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Para Jorge Mario Bergoglio, “en demasiados lugares y en demasiadas situaciones las mujeres son relegadas a un segundo plano, consideradas ‘inferiores’, como objetos”. A renglón seguido, el pontífice expone que “si una persona es reducida a una cosa, entonces su dignidad ya no se ve, se la considera sólo una propiedad de que se puede utilizar en todo, incluso hasta el punto de suprimirlo”.
Víctimas de la arrogancia
“¡Cuántas mujeres están abrumadas por el peso y el drama de la violencia!”, se lamenta el Papa, que no detiene ahí su queja: “¡Cuántas son maltratadas, abusadas, esclavizadas, víctimas de la arrogancia de quienes creen que pueden controlar sus cuerpos y sus vidas, obligados a entregarse a la codicia de los hombres!”.
“Donde hay dominación hay abuso”, sentencia el Obispo de Roma que recuerda que “el Señor nos quiere libres y con plena dignidad”. “Frente al flagelo del abuso físico y psicológico de las mujeres, es urgente redescubrir formas de relaciones justas y equilibradas, basadas en el respeto y el reconocimiento mutuos”, expone Bergoglio.
Responsabilidad de todos
Por eso, el Papa implica a toda la sociedad en la lucha contra esta lacra, puesto que considera que “es nuestro deber, la responsabilidad de todos, dar voz a nuestras hermanas sin voz: las mujeres que son víctimas de abuso, explotación, marginación y presiones indebidas”. Es más, llega a asegurar que “nuestro grado de humanidad se revela en cómo tratamos a las mujeres, en todas sus dimensiones”.
En el mensaje, el Papa da un tirón de orejas a los medios de comunicación por su “papel ambiguo”, en tanto que promueven a la vez “el respeto de la mujer” mientras que ofrecen “mensajes basados en el hedonismo y el consumismo, cuyos modelos, tanto masculinos como femeninos, obedecen a criterios de éxito, de autoafirmación, de competencia, de poder atraer a los demás y dominarlos”.