México

El Papa pide a los mexicanos imitar la espiritualidad eucarística de san Juan Diego

Francisco envió un mensaje a los participantes del VIII Congreso Eucarístico Nacional





Con la asistencia de unos tres mil participantes de todo México, se lleva cabo desde el 8 de noviembre en la Diócesis de Cuautitlán, el VIII Congreso Eucarístico Nacional, el cual concluirá el próximo domingo 12.



Este viernes 10 de noviembre concluirá el simposio y dará inicio propiamente el congreso, que lleva como lema: “Jesús Eucaristía, quédate y camina con nosotros con San Juan Diego como guía“.

Se eligió la Diócesis de Cuautitlán porque ahí nació y vivió san Juan Diego, “el confidente de la dulce señora del Tepeyac”, como lo dijo san Juan Pablo II en ocasión de segunda visita a México en 1990.

El Papa envía mensaje al Congreso Eucarístico Nacional

A través de un mensaje escrito, enviado a los participantes del Congreso Eucarístico Nacional en México, el papa Francisco destacó la importancia de presentar a san Juan Diego como ejemplo de espiritualidad eucarística, y explicó la razón.

Destacó, en primer lugar, que san Juan Diego es un hombre en camino, en búsqueda de Dios. “De hecho -dijo – cuando la Virgen María se le apareció, él iba a escuchar las catequesis. Del mismo modo, se cuenta que gustaba de recibir el sacramento y no se amilanaba por tener que andar largo tiempo para saciarse con el Cuerpo de Cristo”.

Como segundo rasgo, el Santo Padre destacó el hecho de que la Virgen María se le presentó encinta a san Juan Diego, como un Sagrario donde Jesús está realmente presente. “Además, la Virgen pide a Juan Diego construir un templo para darnos a nosotros también la posibilidad de revivir en la Eucaristía, en la Palabra y en el ministerio de la Iglesia, esta misma experiencia de poder encontrar a Jesús, hablarle, escucharle y sentir su presencia en nuestras vidas”.

El Papa recordó que san Juan Diego permaneció a ese lugar sagrado atendiendo a los peregrinos, transformando su búsqueda en acogida.

La gracia de Dios sana los corazones

El tercer rasgo -continuó el Pontífice- “lo encuentro en otros dos protagonistas de nuestro relato: Juan Bernardino y el obispo Zumárraga, ambos destinatarios de la gracia de Dios que los sana no sólo de una enfermedad natural o de un recelo comprensible, sino en lo más profundo de sus corazones”.

“Me ha llamado siempre la atención que Juan Diego se quedara con su tío enfermo a pesar de que la Virgen lo esperara, siendo capaz de ‘dejar a Dios por Dios’, en el pobre y en el enfermo. La Virgen no se lo reprocha, sino que sale a su encuentro y le promete su ayuda. De ese mismo modo nuestra Iglesia debe estar atenta al dolor profundo de cada hombre, para decirle, como María a Juan Diego: ‘¿No estoy yo aquí que soy tu madre?'”. 

Finalmente, el Papa destacó una cuarta lección de Juan Diego: su capacidad de ser paciente y perseverante, como lo pide la Virgen, “sin desalentarse polaridades y frialdad con la que el obispo recibe su anuncio. Y éstas son las medicinas que curan la suspicacia del prelado, que se rinde ante el prodigio de la fe de Juan Diego, de su confianza y su caridad, flores tan o más profundas que las que cayeron de su tilma”.

La bendición apostólica

El Papa concluyó su mensaje exhortando a los mexicanos a reavivar la experiencia de san Juan Diego desde la Eucaristía:

Que nuestra Iglesia esté preñada de Jesús, construyamos ese templo que la Virgen pidió, una Iglesia donde el Señor se hace presente para nuestra salvación. Santa María de Guadalupe, nuestra dulce madre, y San Juan Diego acompañen el camino y los buenos frutos de este Congreso Eucarístico”.

El objetivo general del Congreso Eucarístico Nacional es hacer partícipes a las arquidiócesis y diócesis de la Iglesia en México para celebrar la gran ‘Statio Ecclesiarium’, -parada o estación de la iglesia -hacia la gran ‘Statio Orbis’ –parada o estación de la Iglesia en el mundo- en Quito, Ecuador, en 2024.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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