Arturo Ros (Vinalesa, 1964) es el nuevo obispo de Santander. Sucederá a Manuel Sánchez Monge, quien renunció por edad en abril de 2022. El prelado valenciano fue nombrado auxiliar del cardenal arzobispo Antonio Cañizares en 2016 y desde diciembre de 2022 trabajaba mano a mano con el nuevo titular de la archidiócesis de la capital del Turia, Enrique Benavent. Tomará posesión muy cerca de Navidad, el 16 de diciembre, “así pueden traerme turrones”, dice entre risas a Vida Nueva una semana después de conocerse el nombramiento y en medio de sus “faenas” de despacho.
- PODCAST: Reparar el daño y abrirse al cambio
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PREGUNTA.- Segunda vez que el papa Francisco piensa en usted…
RESPUESTA.- Acojo este misión con mucha gratitud hacia Francisco, que es quien me la encomienda. Siempre con la inquietud y la preocupación de si voy a responder a lo que se me pide y si voy a saber servir a la Iglesia de Santander como se espera de mí. En estos días te pasan cosas bonitas, porque mis diocesanos, a los que adoro, no paran de llamarme y escribirme para felicitarme, y eso me da mucho ánimo y me reconforta.
P.- Pero da pena decir adiós a la diócesis en la que ha pasado toda su vida sacerdotal…
R.- El cambio es total, me voy del Mediterráneo al Cantábrico (se ríe). También es verdad que como ya he dado muchos tumbos por estas tierras, uno aprende a cambiar, pero ahora la realidad es que el cambio es mayor. Ahí está el reto de lo nuevo que crea en mí deseos de entrega.
Estar cerca y servir a todos
P.- ¿Y esto de pasar de auxiliar a titular es como estar en el banquillo y tener que convertirte en el capitán del equipo?
R.- (Se ríe) He sido vicario parroquial y después párroco, así que esa experiencia ya la he tenido. Voy a asumir una nueva responsabilidad sirviendo a la Iglesia desde ahí. Confío plenamente en Dios, me pongo en sus manos, le pido que me auxilie y yo haré todo lo que sé. Nos arriesgamos todos un poco: el obispo y los fieles (se ríe).
P.- ¿Qué empuje quiere dar a la diócesis?
R.- Lo primero de todo es escuchar, porque la última vez que estuve en Santander fue hace 30 años. Sé cosas muy generales, pero no conozco la Diócesis. Por tanto, mi reto inicial es escuchar, para luego poder acompañar y seguir escribiendo la historia de la Diócesis. Mi deseo es caminar juntos, estar cerca y servir a todos.
Foto: Alberto Saiz/ AVAN