Hasta 133 consagrados de 90 congregaciones han participado, del 6 al 10 en Roma, en un encuentro conjunto de la USG y la UISG
Del 6 al 10 de noviembre, la casa Fraterna Domus de Sacrofano, al norte de Roma, ha acogido un importante encuentro conjunto de las Uniones de Superiores Generales (la masculina, la USG, y la femenina, la UISG) organizado por la Comisión de Cuidado y Protección de ambas entidades representativas de la vida religiosa a nivel mundial.
En total, 133 miembros de 90 congregaciones religiosas se han reunido para discernir sobre la salvaguarda e impulso de la cultura de la protección en sus monasterios, conventos e institutos, tratando de desterrar en todo ámbito eclesial la lacra de los abusos sexuales, de poder y espirituales. Así, como aseguraron en un comunicado, las 78 religiosas de 51 comunidades y 55 religiosos de otras 39 “escucharon presentaciones informativas, profundas y estimulantes. Hubo una atmósfera de gran confianza, apertura e intercambio que ayudó a crear un ambiente en el que los participantes pudieron reflexionar, hacer preguntas y compartir de manera enriquecedora en las mesas”.
Así, “un punto crucial del taller fue escuchar el testimonio de dos supervivientes de abusos”. Tras poder comprobar cómo “el dolor y los efectos” que padecieron las víctimas de este mal “cambiaron sus vidas”, los presentes se mostraron convencidos de que, “a medida que se formulan políticas y protocolos de prevención y protección”, se incide en un cambio estructural que debe encarnarse en el compromiso por “crear y vivir una cultura de protección como cultura evangélica”.
Entre los “objetivos” marcados en rojo para estas jornadas, uno esencial era “brindar capacitación integral sobre los pasos a seguir”, tanto en la línea de la “protección” como en la de la “prevención”, conociendo “los procedimientos a adoptar en el contexto de la salvaguardia”. Otro era ofrecer “información detallada sobre la temática del abuso a menores de edad, adultos vulnerables y religiosos y jóvenes en formación”. Para ello, como hemos comentado, era fundamental “dar voz a las víctimas de abusos, permitiéndoles compartir sus historias”. El último buscaba “explorar formas de responder a los problemas, incluido el manejo de acusaciones, el papel del derecho civil y canónico, el cuidado de las personas maltratadas y la comunicación efectiva con los demás”.
A través de los canales oficiales de la UISG, la canonista italiana Tiziana Merletti, miembro del Consejo de Derecho Canónico de la entidad que engloba a la vida religiosa femenina, ha valorado que este encuentro ha sido providencial, pues se ha dado “en un tiempo importante para la Iglesia”, en el que, conscientes de la gravedad del “escándalo” de los abusos y en el marco del “camino sinodal”, se puede y debe “crear una cultura de la tutela” para aquellas personas que puedan estar en una situación de riesgo.
Con “humildad” y “espíritu de colaboración”, así como desde la “escucha” y el “respeto”, los religiosos pueden dar “un testimonio de profecía”, generando “espacios seguros” y “poniendo a la persona en el centro”.
Foto: UISG.