El Vaticano ha publicado el mensaje del Papa con motivo de la 38ª Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en las Iglesias particulares el próximo 26 de noviembre
El Vaticano ha hecho público este martes el mensaje del papa Francisco con motivo de la 38ª Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en las Iglesias particulares en 2023 y 2024 como preparación al Jubileo del año 2025 y bajo los temas ‘Alegres en la esperanza’ y ‘Los que esperan en el Señor caminan sin cansarse’ respectivamente.
Así, Francisco profundiza en el significado de la cita ‘Alegres en la esperanza’, la cual marcará la próxima festividad de Cristo Rey, el 26 de noviembre. “Alegres en la esperanza es una exhortación de san Pablo a la comunidad de Roma, que se encuentra en un período de dura persecución”, dice el Papa. Una alegría, subraya, “que brota del misterio pascual de Cristo, de la fuerza de su resurrección. No es fruto del esfuerzo humano, del ingenio o del arte. Es la alegría que nace del encuentro con Cristo. La alegría cristiana viene de Dios mismo, del sabernos amados por Él”.
En este sentido, Francisco ha recordado que “la juventud es un tiempo lleno de esperanzas y sueños, alimentado por las hermosas realidades que enriquecen nuestras vidas: el esplendor de la creación, las relaciones con nuestros seres queridos y los amigos, las experiencias artísticas y culturales, los conocimientos científicos y técnicos, las iniciativas que promueven la paz, la justicia y la fraternidad, y así sucesivamente”. Sin embargo, ha reconocido que “vivimos en una época en la que, para muchos, incluidos los jóvenes, la esperanza parece ser la gran ausente”.
“Frente a los dramas de la humanidad, sobre todo ante el sufrimiento de los inocentes, también nosotros, como rezamos en algunos salmos, le preguntamos al Señor: ‘¿Por qué?'”, continúa. “Pues bien, nosotros podemos ser parte de la respuesta de Dios. Creados por Él a su imagen y semejanza, podemos ser expresión de su amor, que hace nacer la alegría y la esperanza, incluso allí donde parece imposible”. “Me viene a la mente el protagonista de la película ‘La vida es bella’, un joven padre que, con delicadeza e imaginación, consigue convertir la dura realidad en una especie de aventura y de juego, dando así a su hijo ‘ojos de esperanza’, protegiéndolo de los horrores del campo de concentración, defendiendo su inocencia e impidiendo que la maldad humana le robe el futuro”, ha señalado el Papa, subrayando que esto “no son historias inventadas”, sino lo que “vemos en la vida de tantos santos, que han sido testigos de esperanza incluso en medio de la más cruel perversidad humana. Pensemos en san Maximiliano María Kolbe, en santa Josefina Bakhita, o en los beatos cónyuges Józef y Wiktoria Ulma con sus siete hijos”.
Del mismo modo, Francisco ha aseverado que “la esperanza cristiana no es un fácil optimismo, ni un placebo para incautos. Es la certeza, arraigada en el amor y la fe, de que Dios no nos deja nunca solos y mantiene su promesa”. “Cuando la chispa de la esperanza se ha encendido en nosotros, a veces corremos el riesgo de que se apague por las preocupaciones, los miedos y las cargas de la vida cotidiana. Pero una chispa necesita aire para seguir brillando y resurgir en un gran fuego de esperanza. Es la brisa suave del Espíritu Santo la que alimenta la esperanza; pero también nosotros podemos ayudar a alimentarla de varias maneras”, ha explicado.
Asimismo, ha recordado en su mensaje que “la esperanza se alimenta con la oración. Queridos jóvenes, cuando las espesas nieblas del miedo, la duda y la opresión los rodeen, y no logren ver el sol, sigan el sendero de la oración”. Por lo tanto, el Papa hace a los jóvenes “una propuesta concreta: traten de compartir cada día una palabra de esperanza. Conviértanse en sembradores de esperanza en la vida de sus amigos y de todos aquellos que los rodean”.
“A veces, ustedes salen de noche con sus amigos y, si está oscuro, encienden la linterna del smartphone para alumbrar”, ha dicho. “En los grandes conciertos, miles de ustedes mueven estas luminarias modernas al ritmo de la música, creando una escena sugestiva. De noche, la luz permite ver las cosas de manera nueva; incluso en la oscuridad emerge una dimensión de belleza. Lo mismo sucede con la luz de la esperanza, que es Cristo. Por Él, por su resurrección, nuestra vida es iluminada. Con Él vemos todo bajo una nueva luz”.