Conmoción y agradecimiento entre los comunicadores católicos ante el fallecimiento de quien fuera uno de los pioneros en el periodismo religioso, Miguel Woites. Conmoción por la despedida al maestro; agradecimiento por su servicio incansable a la Iglesia que acompañó hasta el final.
Don Miguel estuvo en AICA desde 1957, ejerciendo distintas funciones en la agencia hasta que el entonces arzobispo de Buenos Aires, cardenal Antonio Caggiano, como presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, lo nombra director en 1966.
Acompañó a la Iglesia argentina, siendo testigo de los más grandes acontecimientos pastorales: las visitas de Juan Pablo II a la Argentina (1982 y 1987), los Congresos Eucarísticos Nacionales; el primer Congreso Catequístico Nacional; la Jornada Mundial de la Juventud en 1987; beatificaciones y canonizaciones, y tantos otros eventos religiosos en los que asesoró y aconsejó, tanto a equipos como a agentes pastorales.
También a nivel continental supo brindar su atención y servicio a distintos eventos religiosos: los inicios del CELAM y sus asambleas episcopales, las visitas papales a países latinoamericanos; los Congresos Eucarísticos, América, como las Acontecimientos como el Concilio Vaticano II, la puesta en marcha del CELAM (nacido menos de un año antes): las asambleas episcopales de Medellín, Puebla y Santo Domingo; las visitas pontificias a distintas naciones de América, particularmente las dos realizadas a nuestro país en 1982 y 1987, la renuncia de Benedicto XVI, la elección de Francisco
Había nacido el 7 de junio, día del periodista, y como tal se desempeñó en distintos medios hasta su llegada a la agencia de la Iglesia: Esquiú, Télam, Gente, entre otros.
Fue presidente del Club Gente de Prensa, que reúne a los periodistas católicos del país, y miembro del Consejo Directivo de la Federación Internacional de Agencias Católicas (FIAC).
San Juan Pablo II lo distinguió con el título pontificio de Caballero Comendador de la Orden de San Gregorio Magno en el rango civil, galardón que le fue impuesto el 19 de diciembre de 1986 por el cardenal Juan Carlos Aramburu.
Además, entre varias distinciones recibió en el 2009, el diploma de periodista “honoris causa” del Instituto Grafotécnico, por su trayectoria y misión en el periodismo y en la Agencia Informativa Católica Argentina. Ya en 2019, la Legislatura porteña lo declaró Personalidad Destacada de la ciudad de Buenos Aires en el ámbito de la comunicación.
Su compromiso, responsabilidad y calidad periodística marcaron su quehacer al servicio de la Iglesia. Ha sido y seguirá siendo un referente en la prensa católica, donde deja su huella para alcanzar “una información veraz y permanente”.