Albino Luciani, quien sigue siendo un desconocido para millones de católicos al ser, como Juan Pablo I, el Papa de la sonrisa fugaz (murió al mes de su elección papal), fue un hombre de reconocidos talentos. Entre ellos, la pasión por la cultura. Hasta el punto de que el patriarca de Venecia atesoró en su biblioteca privada hasta 5.000 volúmenes.
Con el fin de acercar algo más su figura para que ilumine nuestro presente, buena parte de sus libros, que habitualmente se guardan en la Biblioteca Benedicto XVI, de la diócesis veneciana, han sido tomados ahora por la Fundación Juan Pablo I para, junto a la Pontificia Universidad Gregoriana, organizar un gran congreso sobre su dimensión humanística. Será este viernes 24 de noviembre en el Ateneo Pontificio y contará, entre otras, con la presencia del secretario de Estado, Pietro Parolin.
También estará la vaticanista italiana Steffania Falasca, vicepresidenta de la Fundación Juan Pablo I, que, en las jornadas disertará sobre otra de las facetas que conformaron su personalidad: la de escritor. Y es que, en 1976, dos años antes de suceder a Pablo VI y vestirse de blanco como sucesor de Pedro, el cardenal veneciano escribió el libro ‘Ilustrissimi’, una colección de cartas abiertas en las que, imaginariamente, conversaba con 40 personajes históricos.
Una obra, por tanto, desconocida para el gran público y en la que nos encontramos con alguien que, muy cerca de convertirse en papa, se adentra en el alma de personajes clave en la historia de la humanidad. Lo que la convierte en fascinante, pues en ella Luciani ‘habla’ en primera persona con Jesús y con varios santos, como Bernardo, Teresa de Ávila, Teresa de Lisieux, Francisco de Sales o el evangelista Lucas… Pero también, con una originalidad exquisita, dirige su mirada a personajes históricos tan dispares como la reina María Teresa de Austria, el rey David, Hipócrates, Petrarca o la mitológica Penélope. Y a escritores como Goethe, Chesterton, Dickens, Manzoni, Péguy, Walter Scott o Mark Twain… ¡Incluso a un personaje literario como Pinocho!
Desgraciadamente, Luciani apenas fue Papa durante unas semanas, pero en las que ya dejó muchas muestras de cómo habría sido su modo de gobernar la Iglesia, quedando para la imaginación establecer qué dimensión habría alcanzado el magisterio de un pontificado marcado por un estilo erudito, delicado y plural… Y en el que, teniendo en cuenta esa pasión por la literatura, no hubiera sido descabellado pensar que Juan Pablo I habría dedicado cartas abiertas.