Dos nuevos enclaves de la Academia de Líderes Católicos en Colombia. Se trata de Engativá, localidad de Bogotá, y Soacha, municipio de Cundinamarca, que limita al sur con la capital colombiana.
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De la mano de la arquidiócesis de Bogotá y de la Universidad Minuto de Dios fue posible establecer estos dos espacios con el que buscan formar a más de 50 participantes de comunidades, parroquias, escuelas, agentes de pastoral social y universitarios.
Hermes Flores, sacerdote, coordinador de la Academia en Soacha y del equipo de docentes de teología en la Uniminuto, explicó que esta primera cohorte está conformada por “personas que tienen liderazgos en la renovación”, sobre todo “pensando en el tema de la pastoral social”.
Destacó que se encuentran “los líderes de Uniminuto como parte de nuestra identidad, cuya base es la doctrina social de la Iglesia” y “rectores de escuelas que llegan a 4500 estudiantes de educación básica”.
También agentes de Cáritas con lo cual “damos un grano de arena desde su apostolado, sin duda, es una bendición”. Aunque “no pretendemos ser mesías ni descubrir el agua clara” sabe que “la riqueza que nos dan nuestros carismas nos permiten anunciar el Evangelio”.
Por ende, una de las actitudes de “esta escuela de líderes será la escucha, que es lo más difícil que hay. Sentarnos a escuchar al otro es un ejercicio exigente”.
Transformar la sociedad
José Beltrán (a la derecha) disertó sobre el rol del líder católico en el actual contexto mundial
José Beltrán, director de Vida Nueva, acompañó el lanzamiento de ambas academias. Compartió experiencias y vivencias forjadas al calor de su labor periodística, incluido su encuentro con Francisco en julio de este año por los 65 años de esta revista.
Al respecto, apuntó que “el Papa nos ha animado a salir de las zonas de confort” para ir al encuentro de los descartados y los invisibles. Llegar a las periferias materiales, territoriales y humanas es el reto de todo líder, por eso “quienes estamos en política estamos llamados a ir más allá para defender la dignidad humana y el servicio al bien común”.
“¿Eso en qué se traduce?”, plantea Beltrán. Sencillo, “estar dispuestos a transformar la sociedad, estemos donde estemos, asociaciones de vecinos, congreso, ONGs, donde podamos poner nuestro ser como creyentes”.
El director de Vida Nueva lanza un guantazo: “Eso incluye hasta nuestra manera de consumir”. Por ejemplo, como líderes “debemos comprar en comercio justo y adquirir productos donde no prime la explotación de niños o atente contra la naturaleza”.
Con esos gestos concretos “estamos practicando una política transformadora”. Ha dejado claro un aspecto: “no podemos quedarnos en el asistencialismo”, al contrario, “debemos seguir siendo “voz de anuncio y denuncia para la transformación global”.
Ensuciarnos las manos, salir a la escucha y al encuentro – Bergoglio lo hacía desde sus tiempos de formador espiritual– “hoy siendo pontífice es lo mismo y es lo que toca a cualquiera que asume un liderazgo en cualquier sitio, confiemos en tener suficientes antenas para que esa realidad concreta nos ilumine”.
