“Queremos expresar sin ambages el dolor, la vergüenza y la pesadumbre que causa en nosotros esta realidad que traiciona el mensaje del Evangelio”. Esta es una de las primeras frases con las que arranca y se cimenta el mensaje al Pueblo de Dios elaborado y aprobado por los obispos españoles durante la Asamblea Plenaria de otoño celebrada esta semana en Madrid en la que han dado un salto hacia adelante en la lucha antiabusos, con la decisión de crear un plan de reparación integral, que incluirá indemnizaciones a las víctimas, haya mediado o no una sentencia judicial. Esto es, si un caso es probado, aunque haya prescrito o muerto su victimario. “Nos comprometemos a ser transparentes en este proceso y a rendir cuentas ante las víctimas, la Iglesia y Dios”, sentencian en el texto.
Así, tal y como se explicita en el texto titulado ‘Enviados a acoger, sanar y reconstruir’, el borrador de este plan de reparación contará con tres líneas de acción: la atención a las víctimas con todos los cauces legales y eclesiales, la reparación integral, en la medida de lo posible, del daño causado y la formación para la prevención de estos abusos en el futuro.
Esta decisión se acompaña de esta misiva a los católicos españoles de forma directa, pero también a la sociedad, en la que abandonan cualquier dardo sea a la clase política o a los medios de comunicación para entonar un ‘mea culpa’ colectivo: “De ninguna manera, pretendemos buscar excusas o justificaciones para eludir cualquier responsabilidad que pueda correspondernos como Iglesia”. Eso sí, a la vez se recuerda que esta lacra no se reduce a las sacristías, sino que “la inmensa mayoría de los abusadores son familiares o personas cercanas a la víctima”, por lo que “poner el foco únicamente en la Iglesia es desenfocar el problema”.
“Pedimos perdón a Dios, en lo que, como cristianos, no hemos sido fieles”, recalcan los pastores. En esta asunción de responsabilidades, el Episcopado admite que “el sufrimiento lo han causado no solo los abusos sino también el modo en que, a veces, se han tratado”.
“Queremos hacernos cargo de su dolor encarnado”, insisten los pastores. Es más, reconocen que “sabemos que el daño y el dolor causados son imborrables, pero pedir perdón y perdonar es el primer paso para sanar las heridas” por lo que “continuamos con el compromiso de tomar medidas concretas y efectivas para prevenir futuros abusos en nuestra Iglesia”. Así en el mensaje, se repasa algunas de las medidas adoptadas por el Episcopado desde 2001 en materia de prevención y formación, así como la colaboración con la justicia.
Por otro lado, la Plenaria también saca la cara por los “laicos, misioneros, consagrados, diáconos, sacerdotes y obispos, más allá de nuestras limitaciones y fragilidades, nos entregamos cada día, ayudando, acompañando, consolando y cumpliendo con una misión muy difícil y no siempre reconocida en nuestros tiempos”. “No es justo atribuir a todos el mal causado por algunos”, apuntan.