El pasado miércoles 22 de noviembre, Francisco abrió grietas de esperanza en el conflicto que está tiñendo de sangre Tierra Santa y se reunió paralelamente con varios familiares de israelíes secuestrados por Hamás y, además, con otro grupo de palestinos cuyos parientes están encarcelados en Israel. A continuación, en la audiencia general, una alusión suya al “terrorismo” (“hemos ido más allá de las guerras; esto no es guerra, es terrorismo”) produjo una enorme controversia en buena parte del mundo hebreo.
Hasta el punto de que, al día siguiente, el Consejo de la Asamblea de Rabinos de Italia hizo público un comunicado en el que lamentaban que, a su juicio, el Papa había acusado “públicamente a ambas partes de terrorismo”. Tal era el malestar que llegaron a preguntarse en voz alta “para qué han servido décadas de diálogo judeo-cristiano al hablar de amistad y fraternidad si, en realidad, cuando hay quienes intentan exterminar a los judíos, en lugar de recibir expresiones de cercanía y comprensión”, se encuentran con “acrobacias diplomáticas” y una “gélida equidistancia, que ciertamente es distancia, pero no es justa”.
Con el fin de poner luz en lo ocurrido, Vida Nueva ha contactado con el periodista israelí Henrique Cymerman, considerado por Francisco como uno de sus grandes interlocutores en el mundo judío. Hasta el punto de que, en 2014, tuvo mucho que ver en que Mahmud Abbas y Simon Peres acudieran al Vaticano para, junto a Bartolomé I y Francisco, visibilizar un deseo de paz en Tierra Santa. Del mismo modo, ahora también ha trabajado en la sombra para organizar el ya citado encuentro del Papa con familiares de secuestrados por Hamás, siempre buscando la mediación por la paz.
PREGUNTA.- ¿Cómo valora el comunicado de los rabinos de Italia, donde se acusa al Papa de “gélida equidistancia” y de haber roto décadas de diálogo? ¿Por qué cree que en algunos ámbitos no se ha entendido este gesto de Francisco?
RESPUESTA.- Es uno de los conflictos que despiertan más pasiones y los nervios están a flor de piel. Y, al mismo tiempo, hay muchas ‘fake news’. Desgraciadamente, uno de los parientes palestinos que se encontraron también ese día con el Papa dijo a los medios que este les había hablado del “genocidio” de Israel en Gaza. Al momento fue totalmente desmentido por el portavoz vaticano, Matteo Bruni. Y yo sé también perfectamente que el Papa jamás dijo algo así…
Del lado israelí, también hubo una interpretación errónea cuando habló en la audiencia general de “terrorismo”. Él se refería a Hamás y a lo que hizo el 7 de octubre, cuando atacó Israel. No le entendieron y la reacción fue dura, pero, ni mucho menos, va a romper décadas de diálogo. Francisco es alguien empático y es un papa próximo al pueblo de Israel. Pero también es un hombre de paz y está preocupado por la situación humanitaria en Gaza. Lo cual no quita para que crea que lo que ocurrió el 7 de octubre, la masacre de Hamás, sea una de las cosas más graves que han ocurrido en las últimas décadas.
Por su propia iniciativa, el Papa me llamó por teléfono el 14 de octubre, una semana después del ataque de Hamás. Me dijo esto: “Estoy muy cerca de ustedes. Lo que ha ocurrido nos devuelve a la situación que había hace 50 años”. Él era muy consciente de la gravedad de esta masacre y, personalmente, me mostró su preocupación por amigos suyos de Buenos Aires que hoy viven en los ‘kibutzs’ fronterizos con Gaza. Por tanto, no tiene ni pies no cabeza la postura de quienes han reaccionado en su contra por parte de los sectores más extremistas. Simplemente, se trata de un papa que tiene como objetivo la paz. Y, de hecho, es el que ha invertido más esfuerzos en el diálogo interreligioso con judíos y musulmanes. Concretamente, desde el día de su elección papal, siempre ha sido alguien preocupado por el pueblo judío.
P.- Tuvo la oportunidad de organizarlo y de estar presente. ¿Cómo fue ese importante encuentro de Francisco con las familias judías en el contexto de la guerra? ¿Se entendió, por su parte, que también se reuniera de un modo paralelo con familiares de palestinos encarcelados?
R.- En esa conversación telefónica que tuvimos, ya le propuse al Papa recibir a una delegación de este tipo. La inmensa mayoría son civiles que ese día estaban durmiendo tranquilamente en sus granjas, en los ‘kibutzs’… De pronto, se vieron rodeados de terroristas que se los llevaron amenazándoles con ‘kalashnikovs’ y cuchillos, violándoles y saqueándoles. No se puede comparar la situación de estas personas con la de presos palestinos que están encarcelados en Israel por haber cometido ataques y atentados. Es imposible compararlo.
De todos modos, el Papa, aunque tardó un poco, me dijo que quería recibir a esa delegación y puedo decir que pocas veces le había visto tan conmovido como cuando escuchó sus historias y vio imágenes de lo que ocurrió. Fue testigo de una violencia atroz y de un sadismo que, realmente, yo nunca había visto en nuestra región. Y es que secuestraron incluso a bebés y a niños de dos y tres años, siendo sus padres asesinados o llevados a la fuerza. Entre ellos había personas de más de 80 años y algunas de ellas eran amigos del Papa de su época en Buenos Aires.
P.- ¿Le ocurre a Francisco en este conflicto como lo que le sucede en Ucrania, donde muchos no entienden que, más allá de condenar la invasión de su país por Rusia, trate de abrir todos los cauces de entendimiento posibles entre las partes enfrentadas con el fin esencial de ayudar a paliar el sufrimiento de las víctimas inocentes?
R.- El Papa tiene sus propias opiniones, tanto en la situación entre Ucrania y Rusia como la que se da entre Israel y Palestina. En este caso, respecto al ataque de Hamás y sobre la correspondiente invasión de Gaza, que fue provocada por los terroristas. Hasta el punto de que eso es lo que buscaban: arrastrar a Israel al interior de la Franja.
Yo creo que Francisco sabe exactamente lo que pasa, pero, obviamente, tanto en su papel de Pontífice como en el de Jefe de Estado, lo que más le importa, más allá de juzgar a unos u a otros, es tratar de abrir un camino de paz y tranquilizar en lo posible la situación. Esto lo busca aquí y en todos los conflictos mundiales. Por eso se reunió con una delegación israelí y, a continuación, con otra palestina.
P.- Pese a esta crisis, ¿cuál crees que puede ser el papel del Papa y el de la santa Sede en la mediación del conflicto en Tierra Santa?
R.- Francisco tuvo, tiene y tendrá un papel importante en cualquier labor de mediación en esta región del mundo. Y no solo por ser el Papa, sino porque es Francisco. Desde que le conocí hace más de una década, siento que tiene una personalidad muy especial. Tengo muchas de horas de conversación con él y sé lo que piensa y cómo lo piensa. Su mente funciona de forma estratégica sirviendo a la causa de la paz. Intenta llevar al acercamiento de los seres humanos, pero también entiende que, a veces, hay que tomar medidas más determinadas contra aquellos que intentan matar la paz.
En este sentido, Francisco tiene una personalidad ideal y es uno de los hombres que en el mundo goza de más consenso. Gente no cristiana valora que es alguien muy especial y con una capacidad extraordinaria, lo que le hace tan popular tanto en el mundo judío como en el musulmán.
P.- ¿Cree que veremos en un futuro más o menos próximo consolidarse la propuesta vaticana de paz, que apuesta por los dos Estados como el único modo de acabar con el conflicto más enquistado y complejo de nuestro tiempo?
R.- La comunidad internacional, desde la Unión Europea hasta Estados Unidos, pasando por los países árabes más pragmáticos y que hoy en día están llegando a la paz con Israel en el marco de los Acuerdos de Abraham, incluyendo a Arabia Saudí, está de acuerdo en que la única fórmula de paz posible y aceptable es la de los dos Estados.
Pero, para lograrla, hace falta construir un Estado palestino que esté dispuesto a convivir en paz al lado de Israel. ¿Cómo se asegura esa paz cuando, hoy en día, hay dos Palestinas y una de ellas, controlada por Hamás, no acepta la existencia de Israel? Mientras Hamás controle Gaza, esta fórmula es imposible.
Eso sí, ahora vemos una luz al final del túnel y hay una posibilidad de iniciar un proceso que lleve a esta fórmula. Aquí, el Papa es una figura clave. Espero que tenga mucha salud y siga en activo muchos años, pues es vital para apoyar, empujar e impulsar esta fórmula en el futuro.