Aunque la agenda de Francisco se está aligerando en estos días, el Papa no ha querido dejar de recibir este 28 de noviembre por la tarde, en la Casa Santa Marta, a una delegación de víctimas de abusos a menores por parte de miembros de la Iglesia de la diócesis de Nantes (Francia). Una audiencia que había sido pospuesta un día antes debido a la salud del Pontífice.
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El grupo estaba acompañado por algunos religiosos de la Congregación de los Hermanos Monforte de San Gabriel y de la Comisión para el Reconocimiento y la Reparación de la diócesis francesa y durante la mañana participó en un encuentro con la Pontificia Comisión para la Protección de Menores.
Traición a la humanidad
Aunque el contenido del encuentro no ha trascendido, el pontífice envió un mensaje escrito para el encuentro de la mañana. “La subversión de los derechos de un niño a través de la violencia y el abuso es una traición a la humanidad que Dios nos ha dado“, denuncia el Papa. “Muchos niños y personas vulnerables” han experimentado “el mayor de los males en un lugar donde han buscado –junto con sus familias– lo que es verdadero y bueno”, lamenta el Papa.
“Este silencio puede romperse si existe una apertura activa y respetuosa dentro de la propia institución para escuchar lo que las víctimas y los supervivientes tienen que decir. Esto no siempre es fácil y los felicito a todos por este logro de caminar y aprender juntos en un diálogo honesto”, señala el pontífice. Por ello Francisco reitera “el compromiso innegociable de las Iglesias en la implementación y verificación de políticas de salvaguardia y estándares profesionales en la formación humana de nuestro clero y religiosos, así como en la búsqueda de ambientes seguros en nuestras escuelas”. Finalmente agradeció a las víctimas “por su coraje y resistencia: sepan que son escuchadas”.
