“El sacerdote es soltero -y quiere serlo- simplemente porque Jesús lo era”, ha señalado el Papa
“Es motivo de acción de gracias, de esperanza y de alegría constatar que muchos jóvenes –y no tan jóvenes– todavía se atreven, con la generosidad y la audacia de la fe, y a pesar de los tiempos difíciles que atraviesan nuestras Iglesias y nuestras sociedades occidentales secularizadas, a comprometerse a seguir al Señor en su servicio y en el de sus hermanos”. Estas son las palabras que el papa Francisco ha dirigido a los seminaristas franceses a través del cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin.
De esta manera, el Papa ha querido agradecer a los futuros sacerdotes por “dar alegría y esperanza a la Iglesia de Francia que os espera y que os necesita”. Pero, también, les ha recordado que en el centro de la identidad sacerdotal, “configurada con el Señor Jesús, está el celibato”. “El sacerdote es soltero -y quiere serlo- simplemente porque Jesús lo era”, por lo que “la exigencia del celibato no es principalmente teológica, sino mística: ¡entiendan quién puede hacerlo!”.
Asimismo, Francisco ha reconocido que no son tiempos fáciles para el sacerdocio: “Hoy en día escuchamos muchas cosas sobre los sacerdotes, la figura sacerdotal es a menudo distorsionada en ciertos círculos, relativizada, a veces considerada subordinada”. Sin embargo, les anima a no “asustarse demasiado”, ya que “nadie tiene el poder de cambiar la naturaleza del sacerdocio y nadie lo cambiará jamás, aunque las modalidades de su ejercicio deben necesariamente tener en cuenta la evolución de la sociedad actual y la situación de grave crisis vocacional que conocemos”.
Uno de estos cambios sociales, tal como subraya Francisco en su mensaje, es precisamente que “la institución eclesial, y con ella la figura del sacerdote, ya no es reconocida”. Es decir, “a los ojos de la mayoría, ha perdido todo prestigio, toda autoridad natural y, lamentablemente, incluso se encuentra manchada”. Por lo tanto, “ya no debemos contar con él para encontrar una audiencia con las personas que conocemos. Por eso, “el único modo posible de proceder en la nueva evangelización” es que “todos tengan un encuentro personal con Cristo, adoptar un estilo pastoral de cercanía, compasión, humildad, gratuidad, paciencia, gentileza, entrega radical de sí a los demás, sencillez y pobreza”.
Por último, les da un consejo: “Para vivir esta exigente, y a veces dura, perfección sacerdotal, y para afrontar los desafíos y tentaciones que encontraréis en vuestro camino, solo hay, queridos seminaristas, una solución: alimentar una relación personal, fuerte y viva con Jesús. Amad a Jesús más que a nada, que su amor os baste y saldréis victoriosos de todas las crisis, de todas las dificultades”.