“El diálogo, fruto del conocimiento, debe ser cultivado para vivir juntos y construir una civilización del amor”. De esta manera ha concluido hoy el arzobispo de Santiago de Compostela, Francisco José Prieto, su intervención en el 25º Encuentro del Grupo de Diálogo Intercultural y Religioso del Partido Popular Europeo, que se está celebrando en la ciudad santa.
El evento -que comenzó anoche con la bienvenida de la vicepresidenta del Grupo, Dolors Montserrat- reúne en Santiago a líderes religiosos cristianos, musulmanes y judíos para debatir sobre el papel de las religiones en el contexto sociopolítico actual.
Montserrat recordó anoche que el grupo interreligioso de los populares europeos -inédito sobre esta temática en el Europarlamento- se reúne mensualmente para “dialogar mucho y aprender mucho”. Así, hizo una cerrada defensa de la libertad religiosa al tiempo que apostó por una Europa que no puede dejar atrás el humanismo cristiano.
Por otro lado, indicó que “no podemos ceder ni un paso contra el integrismo que se disfraza de religión sin serlo”. “Europa es ejemplo de defensa de la libertad y así tiene que seguir siendo. Defendamos lo que nos une como Europa”, agregó invitando a todos a hacer el Camino de Santiago, porque “cambia vidas”.
Esta mañana, el arzobispo de Santiago -en su discurso en la inauguración del encuentro-, citando el magisterio continuista de Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco en lo que ha diálogo interreligioso se refiere, ha apelado a un caminar juntos de todos los creyentes.
“La religión se ofrece en general como respuesta de sentido a las preguntas fundamentales del hombre y la mujer. Esta exigencia pone necesariamente a las religiones no solo en diálogo entre sí, sino también con las distintas formas de interpretación atea o no religiosa de la persona humana y de la historia, que han de confrontarse con las mismas preguntas sobre el sentido”, ha señalado Prieto.
Y ha continuado: “La exigencia del diálogo interreligioso, en la más amplia acepción de cotejo entre sujetos y comunidades portadores de distintas visiones, hoy se percibe como fundamental incluso por parte de los Estados y de la sociedad civil”.
En su opinión, “el avance del proceso de secularización en la sociedad occidental, caracterizada cada vez más por el multiculturalismo, podría producir una fuerte marginación de la experiencia religiosa, admitiéndola como lícita solamente dentro de la esfera privada”.
“Más en general, en la concepción dominante, se asiste hoy a un tácito descarte de la cuestión antropológica, o sea, de la cuestión relativa a la plena dignidad y al destino del ser humano. Se abre paso así la pretensión de arrancar totalmente de la cultura cualquier expresión religiosa”, ha agregado.
Para el prelado gallego, “con su referencia a verdades últimas y definitivas y, por tanto, a verdades que dan sentido, la religión representa, en todo caso, un decisivo aporte a la construcción de la comunidad social en el respeto del bien común y en la búsqueda de la promoción de todo ser humano”.
Por ello, “quienes detentan el poder político están, por tanto, llamados a un efectivo discernimiento de las posibilidades de liberación y de inclusión universal que toda cultura y toda religión manifiestan y realizan. Un criterio importante para esa valoración resulta ser la efectiva capacidad que éstas poseen para valorar todo el hombre y todos los hombres”.
En su alocución, ha destacado que “una cuestión importante en el diálogo entre cultura y religiones atañe al debate entre la fe y las distintas formas de ateísmo o concepciones humanísticas no religiosas”.
“Este debate requiere colocar en su centro la búsqueda de aquello que favorece el desarrollo integral de todo el hombre y de todos los hombres -ha continuado-, evitando paralizarse en un estéril choque de partes contrarias. Requiere, asimismo, una sociedad que reconozca el derecho a la propia identidad”.
Como ha recordado Prieto, “la globalización ha aumentado la interdependencia de los pueblos, con sus diferentes tradiciones y religiones. A este respecto, no falta quien afirma que las diferencias son necesariamente causa de división y, por tanto, al máximo, pueden ser toleradas; mientras que otros llegan a sostener que las religiones, simplemente, deben ser reducidas al silencio”.
A este respecto, “la Iglesia católica siente cómo va siendo cada vez más importante la necesidad de un diálogo que, a partir de la conciencia de la identidad de la propia fe, pueda ayudar a las personas a entrar en contacto con las otras religiones”.
Y ha añadido: “Diálogo indica no solo el coloquio, sino también el conjunto de las relaciones interreligiosas, positivas y constructivas, con personas y comunidades de otras creencias, para un conocimiento mutuo”.
Según el arzobispo, “el motivo del diálogo con personas y comunidades de otras religiones radica en el hecho de que todos somos criaturas de Dios, que actúa en toda persona humana, que, a través de la razón, percibe el misterio de Dios y reconoce los valores universales”.
Además, “el diálogo encuentra en la búsqueda del patrimonio de valores éticos comunes y presentes en las distintas tradiciones religiosas otra razón para contribuir como creyentes a la afirmación del bien común, de la justicia y de la paz”.
Asimismo, ha hecho hincapié en que “diálogo no es un acuerdo, sino un espacio para el testimonio recíproco entre creyentes que pertenecen a religiones distintas, para conocer más y mejor la religión del otro y los comportamientos éticos que esta conlleva”.
Y es que “por el conocimiento directo y objetivo del otro y de las instancias religiosas y éticas que especifican su credo y praxis, se acrecientan el respeto y la estima recíprocos, la mutua comprensión, la confianza y la amistad”.
Por otro lado, Prieto ha destacado que “la claridad del diálogo comporta, ante todo, la fidelidad a la propia identidad. Todos los niños y los jóvenes deben tener la misma posibilidad de acceder al conocimiento de la religión propia y de los elementos que caracterizan a las otras religiones”.
“El conocimiento de otros modos de pensar y de creer disipa los miedos y enriquece a todos con los modos de pensar del otro y con sus tradiciones espirituales. Por eso, los profesores tienen la responsabilidad de respetar siempre a la persona humana que busca la verdad de su propio ser; de apreciar y difundir las grandes tradiciones culturales abiertas a la transcendencia y que expresan la aspiración a la libertad y a la verdad”, ha aseverado.
Antes de concluir su discurso, Prieto ha subrayado que “cuanto más rico es el conocimiento, más capacitado está uno para realizar ese diálogo y para convivir con quien profesa otras religiones. Las diferentes religiones, en el contexto de un diálogo abierto entre las culturas, pueden y deben aportar una riqueza decisiva para la formación de la conciencia acerca de los valores comunes”.
También ha asistido al evento el presidente de la Comisión de Conferencias Episcopales de la Unión Europea (COMECE), Mariano Crociata. En su alocución, ha agradecido al Partido Popular Europeo por “preocuparse por el diálogo interreligioso”.
Para el obispo italiano, “la vía para una convivencia serena de las religiones no es la marginación de estas del espacio público, sino darles valor a la hora de promover y respetar la libertad de creencia y de conciencia en el marco de una sociedad democrática”. “Solo desde aquí puede nacer una convivencia fecunda”, ha agregado.
Crociata ha abordado el magisterio eclesial desde Juan Pablo II hasta Francisco pasando por Benedicto XVI. Así, ha distinguido entre el diálogo de la vida, el diálogo de las obras, el diálogo teológico y el diálogo de la experiencia religiosa.
Así, echando mano de ‘Fratelli tutti’, ha insistido en que el diálogo interreligioso “no busca que las confesiones pierdan su identidad, sino que nuestros credos se refuercen con otras experiencias”.
En conexión en remoto participó el metropolita Emmanuel, del Patriarcado Ecuménico de Constantinopla. Alertando contra el antisemitismo y la islamofobia que comienza a brotar en Europa, ha señalado que “en nuestro mundo el diálogo interreligioso es fundamental para alentar el conocimiento mutuo y el respeto entre las personas de distintos credos”.
Asimismo, ha apostado, confesándose como “optimista”, un diálogo interreligioso “sincero y continúo”. “Como líderes religiosos tenemos que dar ejemplo superando los prejuicios, apostando por la inclusión, superando el discurso del odio, haciendo que el diálogo pase de un intercambio intelectual a una forma de fomentar la fraternidad entre nosotros”.
Por su parte, la observadora permanente de la Organización de Cooperación Islámica en la Unión Europea, Ismat Jahan, ha cargado contra los partidos que promueven un “odio irracional contra los musulmanes, fomentando el miedo deliberado”.
Jahan ha señalado que “la discriminación crea desafección hacia las instituciones”. Asimismo, ha recalcado que “la libertad de expresión no es un derecho absoluto, tiene responsabilidades”, poniendo como ejemplo quemar el Corán “como acto de provocación que no debe legitimarse nunca”.
Citando el Documento sobre la Fraternidad Humana firmado en Abu Dabi por el gran imán de Al-Azhar, Ahmed Mohammad Ahmed Attayeb, y el papa Francisco, ha recordado que la situación actual en Oriente Medio “no es una guerra religiosa, aunque algunos quieran describirla así”. “Tenemos que seguir unidos ante quienes buscan dividir a judíos y musulmanes. Apostemos por la amistad social del Papa frente al ‘divide y vencerás'”, ha aseverado.
El acto lo ha cerrado el rabino Avi Tawil, director del Centro Comunitario Judío Europeo, alertando también contra el “auge del antisemitismo” y llamando a la paz.
Fotos: EPP Group