La pobreza roza el 45%, alcanzando a más de 17 millones de argentinos
El Observatorio de la Deuda Social (ODSA)de la Universidad Católica Argentina (UCA) brindó un nuevo informe: “Deudas sociales crónicas y desigualdades crecientes. Desafíos para la agenda pública (2004-2023)” sobre un muestreo realizado en los grandes conglomerados urbanos: Gran Buenos Aires, Gran Córdoba, Gran Mendoza, Gran Rosario, y las provincia de Neuquén, Salta, San Juan, Chaco, Chubut y Tierra del Fuego.
Esta presentación se da en el marco de los 20 años del organismo y 40 años de continuidad democrática en el país. Presentó los resultados principales el director del de la ODSA, Agustín Salvia, y participó también Claudio Tomasi, representante del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo en Argentina (PNUD). Moderó el encuentro Ignacio Tomé, director de Relaciones Institucionales de la UCA.
Según Salvia, los niveles de pobreza ha aumentado por el estancamiento económico y la situación de empleo informal. Y en los últimos 20 años, “aquello que fue la salida de la convertibilidad tendió a estancarse y finalmente entró en un agotamiento”.
El nuevo escenario muestra un incremento en el índice de pobreza que refleja un 44,7%, incrementándose en 1,6% del registrado en el 2022. Otro dato alarmante es la cantidad de argentinos que viven en un nivel de indigencia: 9,6%.
La pobreza infantil y adolescente alcanza más de un 62%. Seis de cada 10 menores de 17 años viven bajo la línea de pobreza.
Con respecto al área laboral, un tercio de los trabajadores no reciben los ingresos necesarios para cubrir la canasta básica, aún los que tienen un trabajo formal. Como consecuencia de esto, uno de cada cinco argentinos viven en una situación de inseguridad alimentaria: personas y hogares padecen hambre al menos una vez por día, un 20,6% de hogares argentinos.
El director del ODSA reconoció que sin los planes sociales la pobreza llegaría al 49%. Hoy reciben asistencia del Estado, un 35,9% de los hogares; en el 2010 el 24,4%.
Señaló que la inflación y los escasos avances en la economía casi paralizada muestran que, el año próximo, la cantidad de pobres y nuevos pobres seguirá en aumento. Por lo que es necesario que continúe la contención social a los grupos más vulnerables para evitar el desborde social.