“Todos somos responsables de preservar el patrimonio para garantizar los recursos necesarios para continuar el viaje también para aquellos que vienen detrás de nosotros”, ha dicho el Papa en una carta a los trabajadores de la Secretaría para la Economía
“Todos somos responsables de preservar el patrimonio para garantizar los recursos necesarios para continuar el camino también para los que vienen detrás de nosotros”. Así lo ha escrito, tal como recoge Vatican News, el papa Francisco en la carta enviada estos últimos días a los trabajadores de la Secretaría para la Economía.
El Papa había anunciado esta carta durante la audiencia con el personal de la SPE el pasado 13 de noviembre. “Mirando hacia atrás y observando la situación actual no puedo dejar de ver los muchos progresos realizados. Les agradezco, porque llevan a cabo un servicio delicado y complejo. Se ha valorado mucho el trabajo realizado para dotar a la Santa Sede de herramientas destinadas a garantizar que su patrimonio esté orientado a la misión, evitando los riesgos de volver a caer en los errores del pasado que todos conocemos”, ha señalado.
Sin embargo, tal como detalla en la misiva, “lo que se ha hecho no debe hacernos pensar que el camino de las reformas económicas ha terminado. Al contrario, recién comienza, y la Secretaría de Economía está llamada a promover, en su propio ámbito, un movimiento de cambio constante hacia lo mejor”. La reforma, explica el Papa, “no significa cambiar para mostrar que las cosas se hacen necesariamente de manera diferente que en el pasado. El cambio es una renovación funcional acorde con las necesidades. Por lo tanto, en algunos casos es radical, en otros casos es una adaptación de lo que ya es bueno: y los efectos de estos cambios deben ser monitoreados ya que se pueden tomar decisiones que luego deben corregirse”.
De esta manera, Francisco ha explicado que “la lealtad a la misión y la prudencia son las virtudes que les deben acompañar en su trabajo, en la gestión de cada asunto, ya que las numerosas responsabilidades que les han sido confiadas los exponen al riesgo de pequeños y grandes errores que es necesario evitar”. A pesar de ello, ha animado a que “también deben tener siempre la lealtad de decir no cuando lo que se les representa o lo que se encuentra en los controles traiciona la misión, cuando el interés individual de algunos prevalece sobre el colectivo, cuando se violan las reglas o eludidos artificialmente para perseguir fines ajenos a los de la Santa Sede y de la Iglesia… Lealtad significa no volverse nunca cómplices, ni siquiera fingiendo no ver, ni siquiera queriendo decepcionar aquellas amistades que en una comunidad trabajadora como la Santa Sede, están establecidos y es hermoso que estén establecidos”.
Por lo tanto, se trata de “trabajar con valentía para tomar decisiones responsables, incluso si no son populares”. La Santa Sede, reconoce el Pontífice, “cada año registra un déficit importante”. De hecho, “toda la organización está para la misión y las fuentes de financiación son limitadas. Pero sabemos que, si se experimenta un déficit, esto significa que parte del patrimonio se erosiona y esto compromete el futuro. Ésta es la razón por la que es necesaria una reversión de la tendencia. Esta conciencia debe adquirirse en todos los niveles de nuestra comunidad: todos somos responsables de preservar el patrimonio para garantizar los recursos necesarios para continuar el viaje también para aquellos que vienen detrás de nosotros”.
“Debemos cuidar el patrimonio”, concluye Francisco, “cuando estamos en condiciones de salvarlo, y también debemos invertirlo con atención, de manera ética, para que los frutos de la gestión se repartan equitativamente y cada uno tenga lo que realmente necesita. Las inversiones no deben tener ni el objetivo de especulación ni el de acumulación. Los balances y los presupuestos no deben ser un ejercicio de contabilidad estéril, sino que deben representar el esfuerzo de acompañar la misión de todos distribuyendo los recursos según las necesidades reales, incluso a veces pidiendo a alguien que dé un paso atrás o que comparta los ingresos con los demás”.