El Papa ha concluido hoy, durante la audiencia general, su ciclo de catequesis sobre el celo apostólico
El papa Francisco ha concluido hoy su ciclo de catequesis sobre el celo apostólico. “En este camino nos hemos inspirado en la Palabra de Dios y hemos conocido la vida de algunos cristianos que han sido ejemplo de esta pasión por la evangelización. Finalmente, reflexionamos sobre la palabra ‘Efatá’, que significa ‘ábrete'”, ha dicho el Pontífice ante los miles de fieles que han participado hoy en la audiencia general en el Aula Pablo VI del Vaticano.
Pero, ¿qué quiere decir Jorge Mario Bergoglio con esta palabra? “Se trata de una expresión que dice el celebrante en el momento del bautismo, al mismo tiempo que toca los oídos y los labios del bautizado. Es una llamada a abrir y expandir toda la persona para recibir el anuncio de Jesús y salir a la misión”, ha recordado.
En este sentido, el Papa ha señalado que “también nosotros, que hemos recibido ‘Efatá’ en el Bautismo, estamos llamados a abrirnos”. “‘Ábrete’, dice Jesús a cada creyente y a su Iglesia: ¡ábrete porque el mensaje del Evangelio necesita que sea testimoniado y anunciado! ¡Ábrete, no te cierres en tus comodidades religiosas y en el ‘siempre se ha hecho así’! ¡Ábrete, Iglesia, al soplo del Espíritu Santo, que te empuja a ser misionero, evangelizador!”, ha agregado.
Asimismo, el Pontífice ha recalcado que “el impulso misionero no es propaganda para obtener consenso, no es proselitismo, ni es llenar la cabeza de nociones, sino que es encender la chispa del amor de Dios en el corazón”. Por tanto, “el celo apostólico no depende de la organización, sino del ardor; no se mide por el consentimiento que recibimos, sino por el amor que damos”, ha aseverado.
Francisco ha pedido a todos dejar que “el Señor toque nuestra lengua y nuestros oídos, que los abra, que los desate para anunciar su presencia que libera y conforta a todos, especialmente a los que más sufren”. Y “que nos colme con la efusión del Espíritu Santo para avivar la llama del amor divino en los corazones de todos, sin miedo, con valentía. Abandonar las seguridades personales y confiar en la llamada de Jesús nos hará lanzarnos al mar del mundo, dispuestos a ir y anunciar a todos los pueblos lo que hemos visto y oído”, ha completado.
Antes de concluir su alocución, una vez más, el Papa ha querido dejar varias preguntas en el aire: “¿Amo realmente al Señor, hasta el punto de querer anunciarlo? ¿Quiero ser su testigo o me conformo con ser su discípulo? ¿Tomo en serio a las personas que conozco, las llevo a Jesús en oración? ¿Quiero hacer algo para que la alegría del Evangelio, que ha transformado mi vida, haga más bella también la de ellos?”.
En su saludo a los peregrinos de lengua española, ha pedido no olvidar que “el Señor nos llama a abrirnos al soplo del Espíritu Santo para escuchar su voz y dejarnos impulsar por la pasión de evangelizar; esa es una tarea que concierne a todo cristiano”.
Por último, en sus saludos finales, ha reclamado a todos los creyentes pedir un regalo especial esta Navidad: “La paz para las poblaciones que sufren la guerra, especialmente para Israel, Palestina y la atormentada Ucrania”.