La voz imponente de Pasión Vega y David Bisbal se colaba por cada uno de los recovecos del la obra maestra de Antonio Gaudí. Su impronta se hacía sentir en cada uno de los dieciséis cantos que interpretaron esta tarde en la Basílica de la Sagrada Familia de Barcelona. De la ‘Navidad Nuestra’ de Ariel Ramírez hasta ‘Hallelujah’de Leonard Cohen, pasando por ‘Gracias a la vida’ y ‘Solo le pido a Dios’. Ambos artistas, acompañados por la coral del Conservatori del Liceu llevaron las riendas del repertorio de la primera misa criolla que acogió ayer por la tarde en el templo catalán, coincidiendo con la festividad de la Virgen de Guadalupe, patrona de América.
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La eucaristía, que estuvo presidida por el obispo auxiliar de Barcelona, David Abadías, contó con el respaldo explícito del Papa, que se hizo presente a través de un vídeo. “En esta tarde se eleva el cielo una plegaria dolorosa dirigida al corazón del Padre con el deseo de ayudar y de ser artesanos de la paz”, expuso Francisco, sobre esta iniciativa promovida por Sor Lucía Caram, de la Fundació del Convent de Santa Clara de Manresa, y el empresario Enrique Tomás. El pontífice rezó por “el grito de los niños, el llanto de las mujeres y de los hombres, la vulnerabilidad de los ancianos y de los heridos por la guerra, sus consecuencias”. “Hermanos y hermanas, que callen las armas y que hable el amor, no más guerras, y que de una vez por todas estalle la paz”, aseveró.
Gran responsabilidad
“Suplicamos a Dios, el Señor de la vida y de la paz que transforme los corazones de aquellos que tienen la gran responsabilidad, desde los Gobiernos del mundo, de servir al bien común deponiendo intereses y ambiciones y ponerse al servicio de la vida”, añadió el pontífice.
Para el Papa, “las víctimas son muchas, son demasiadas, no son ni cifras ni estadísticas, son personas”. “No me canso de decirlo: en una guerra nadie gana, todos pierden. Solamente uno gana: el que fabrica las armas”, enfatizó el Papa. “Pidamos por la paz, la paz se construye desde lo cotidiano, con pequeños gestos de acercamiento que hacen que el amor esté presente en cada momento”, reforzó.
Refugiados presentes
Los donativos generados con esta celebración se destinarán a la construcción de un hospital en Ucrania para los heridos en la guerra. En los primeros bancos de la basílica se encontraban algunos de los refugiados ucranianos que han sido acogidos por la plataforma social capitaneada por la religiosa dominica para ser tratados en hospitales españoles. “La guerra no ha pasado, está siendo cada vez más cruda. La paz está herida de muerte”, denunció la religiosa que ha puesto en marcha el mayor corredor humanitario del continente desde el inicio de la invasión rusa hace casi de dos años.
Durante la homilía, Abadías hizo una defensa cerrada del pontificado de Jorge Mario Bergoglio, desglosando algunos de sus textos magisteriales y de sus iniciativas pastorales, como la sinodalidad. “La Iglesia tiene las puertas abiertas a todos y a llamarnos a todos a comprometernos auténticamente por el Evangelio y hacer de este mundo un lugar mejor”. “Por eso rezamos por la paz”, subrayó el prelado, recordando algunas de las principales guerras abiertas en el planeta. “La guerra es la madre de todas las pobrezas, toda guerra es un derrota”, sentenció parafraseando al pontífice argentino.
Justicia con humanidad
Del Papa, el pastor destacó su compromiso en esta defensa por la paz y por los últimos: “Uno de los dolores más agudos de quienes pasan en la calle es que nadie los mira y la gente cambia de acera, no existen a los ojos del mundo”. “Francisco nos llama a hacer justicia y a llenarla de humanidad”, aseveró, con la conciencia clara de que “nadie debe ser descartado”.
El obispo recordó ese “todos, todos, todos” de Francisco, para subrayar cómo invita a todos a tener “un corazón de samaritano siempre bajo la luz de la esperanza del Evangelio”. “A algunos siempre les ha gustado, pero eso siempre ocurre”, señaló sobre “las resistencias que hay dentro y fuera de la Iglesia”. Ante estos hechos defendió “la comunión y la unión en la diversidad”, siempre “caminando con Pedro, “cum Petro et sub Petro”. “Que este canto de esperanza nos inspire a construir un futuro mejor, contagiándolo a todos los corazones”, apuntó al finalizar su homilía a modo de reconocimiento a la aportación de Vega y Bisbal.