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Enlázate por la Justicia hace balance de la COP28: “Su ‘éxito’ es muy relativo”

Cáritas, Cedis, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes, integradas en la plataforma de ONG de desarrollo en la Iglesia, valora su resultado como “insuficiente”





Cáritas, Cedis, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes, integradas en la plataforma Enlázate por la Justicia, han publicado un comunicado en el que valoran la Cumbre del Clima de la ONU celebrada en Dubái, la COP28, clausurada este 13 de diciembre con una llamada a iniciar una “transición” para acabar con los combustibles fósiles en 2050.



Pese a “los esfuerzos para que esta cumbre no se cerrase con palabras vacías”, el acuerdo final “deja sabor de boca agridulce, pues, aunque se han dado algunos pasos, como la puesta en marcha del nuevo fondo para pérdidas y daños, resulta insuficiente en lo que se refiere a medidas concretas para frenar el calentamiento global”.

3ºC de temperatura media

En este sentido, de cara a los compromisos nacionales para la reducción de emisiones, se ha constatado que “los esfuerzos del conjunto de los países hasta el día de hoy son absolutamente insuficientes para cumplir con el Acuerdo de París. Con el ritmo actual de emisiones y sus previsiones de crecimiento en los próximos años, nos estamos asegurando un mundo con una temperatura media por encima de 3ºC para la segunda mitad del siglo XXI”.

De ahí que haya que lamentar que “la COP 28 ha sido incapaz de establecer con claridad y unanimidad la hoja de ruta para volver a alinearse con París, y la urgencia para hacerlo”.

Si bien “se ha conseguido, por primera vez, que en una declaración final se hable de ‘dejar atrás los combustibles fósiles’”, siendo significativo que “esto suceda además bajo el liderazgo de un país petrolero” como Emiratos Árabes”, también hay que reconocer que “este ‘éxito’ es muy relativo, pues para lograr una mención de algo tan obvio al final del documento, se han necesitado 30 años de reuniones anuales entre casi 200 países”.

Triunfan las petroleras

En cambio, de lo que no hay dudas es de que “el éxito ha sido del enorme lobby de las compañías petroleras y extractivas de los países cuya economía depende de esos combustibles fósiles. Han conseguido evadir el marcarnos una fecha final para dejar de usar esos combustibles, que no se marquen objetivos concretos, que no use un lenguaje prescriptivo y que siga abierta la puerta para hablar de ‘cero emisiones netas’, lo que implica aceptar que se pueden seguir emitiendo gases invernadero, mientras seamos capaces de compensar carbono con el uso de la tecnología”.

Respecto a la “adaptación”, surge “el gran tema de ‘la transición energética’. Siendo la energía una de las columnas vertebrales vinculadas al cambio climático, la eficiencia energética, las energías renovables y el abandono definitivo de los combustibles fósiles son los tres pilares de esta transición. Además de la cuestión de los combustibles fósiles, la declaración final incluye un llamado a los países para triplicar las renovables y duplicar la eficiencia energética, de aquí al 2030. Inicialmente esto parece un resultado coherente y positivo, para favorecer la adaptación global a un mundo con energías limpias”.

Sin embargo, “nos preocupa enormemente el cada vez mayor impacto ambiental y social de la transición energética, en la que el impulso de las energías renovables va de la mano de la intensificación de la minería y del aumento de la demanda sobre los minerales ‘estratégicos’ o ‘de transición’ (litio, cobre, cobalto, níquel, etc.)”.

Muchas comunidades afectadas

Para Enlázate por la Justicia, “somos testigos directos y acompañamos a comunidades que en diferentes países del mundo están sufriendo el embate de la minería, sin un marco regulatorio que garantice derechos y procedimientos, y que está provocando grandes impactos ambientales, daños irreparables a la naturaleza, invasión de territorios ancestrales, violación de derechos individuales y colectivos”.

Frente a esta realidad, “no podemos seguir apoyando una narrativa simplista sobre la transición energética, a sabiendas de que la producción y el uso de las energías renovables son una buena noticia para algunos países, para las personas que tienen acceso y se ven beneficiadas por estas tecnologías, para las empresas que las producen… Pero son una mala noticia para miles de personas para quienes la transición significa destrucción de su territorio, de su patrimonio natural y la violación de sus derechos”.

Esta última idea entronca con la de la “justicia climática”. Y aquí sí ha habido una buena noticia, siendo “uno de los grandes éxitos de la COP28 la creación del nuevo fondo para ‘pérdidas y daños’ provocados por el cambio climático en los países más pobres y vulnerables. El fondo fue finalmente aprobado el año pasado, pero había que darle forma y contenido. Y eso es lo que se ha hecho, iniciándose con una disposición de 700 millones de dólares, de los cuales entre 300 y 400 proceden de países de la Unión Europea, y unos 100 de los Emiratos”.

Un paso positivo, urgente y necesario

De este modo, “es un paso positivo, urgente y necesario. Porque los impactos del cambio climático se han intensificado en estos años, y van a más”. Aunque también es cierto que “queda mucho por hacer: contar con fondos significativos para afrontar pérdidas y daños por desastres naturales (700 millones para todo el mundo no es nada), la participación real y comprometida de otros países desarrollados, garantizar el acceso a los fondos por parte de las personas más vulnerables, contar con una gobernanza de calidad en este fondo, con criterios claros, con transparencia sobre su accesibilidad, uso y rendición de cuentas, etc”.

En conclusión, para Enlázate por la Justicia queda claro que “la COP28 ha realizado tímidos avances para luchar de manera decidida contra el cambio climático. Raquíticos en relación a la causa del problema, la disminución de gases de efecto invernadero, y al ritmo de disminución de emisiones que plantea la ciencia para seguir alineados con los objetivos del Acuerdo de París”.

Solo es “un poco más esperanzador” lo que va “en relación a los procesos de adaptación y de justicia climática, destacando especialmente la disposición, después de años de debates, de un fondo para afrontar los daños y las pérdidas provocados por el cambio climático en los países más pobres”.

Desde esta compleja (y dolorosa) realidad, “nos unimos a la voz exigente del papa Francisco, y a las comunidades vulnerables que acompañamos, exigiendo a nuestros gobernantes, una vez más, ¡justicia climática, ya!”.

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Alicia Ruiz López de Soria, ODN







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