“La mayoría de los profesionales diríamos que invertir poco tiene que ver con el corazón y mucho con la frialdad de la razón, pero cuando hablamos de invertir con el corazón no lo hacemos desde el plano sentimental. Invertir con el corazón significa apoyar las causas que nos importan, que nuestras inversiones estén alineadas con nuestros principios, implica coherencia con lo que somos, decimos, hacemos y creemos”. Así lo ha afirmado esta mañana Rocío Martínez Cunha, directora general de Alveus, durante el taller online ‘Invertir con el corazón: que tu fe y tu misión se reflejen en tus decisiones’.
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Dirigido a superiores mayores y ecónomos de institutos de vida consagrada, administradores diocesanos, titulares de fundaciones, asociaciones y ONG eclesiales, Vida Nueva y Alveus han celebrado el taller moderado por José Beltrán, director de Vida Nueva, en el que Ignacio Peche Marín-Lázaro, responsable de Producto de Alveus, quien ha hecho un minucioso análisis de la cartera de inversión de una congregación religiosa.
Antes, Martínez Cunha, en su alocución ha señalado que “las finanzas siempre han asumiendo un papel protagonista en todos los niveles de la actividad humana. Por ello, en los últimos años la Iglesia está en un proceso de profunda reflexión. “Hay temas que le preocupan, por ejemplo, cómo hacer un buen uso de los recursos económicos que se tienen, que estos recursos se administren de forma ética, transparente y responsable. Una de sus mayores inquietudes es cómo hacer sostenible a la propia institución”, ha aseverado.
El Vaticano predica con el ejemplo
Así, poniendo el foco en el Vaticano, ha destacado que está predicando con el ejemplo, citando la creación de la Secretaría para la Economía, el impulso en la transparencia en las inversiones, el establecimiento de controles en los comités de inversión, la implementación de sistemas éticos y eliminación de las inversiones financieras que no pasen esos filtros.
“La Iglesia sí está implementando cambios y poniendo en marcha muchas iniciativas dirigidas a renovarse. El camino es lento, hay mucho por hacer, pero lo importante es echar a andar, aunque sea a paso lento”, ha destacado.
¿Y las instituciones religiosas son conscientes de la necesidad de gestionar sus inversiones de acuerdo a la Doctrina Social de la Iglesia? “En general, no tienen la intención de mirar a otro lado. El asunto es que la Iglesia elabora y publicada documentos -como ‘Mensuram Bonam’-poniendo la mirada en el futuro, preocupada por la situación que tendrán muchas instituciones dentro de 10 años, pero muchas veces las instituciones no tienen la posibilidad de aplicarlo rápidamente”.
El patrimonio al servicio de la misión
En su quehacer diario, la directora general de Alveus, ha reconocido que “nos encontramos con instituciones que tienen los deberes muy bien hechos, y hay que animarlas a que perseveren y continúen trabajando con la misma diligencia, otras instituciones que están ya manos a la obra y hay que animarlas a que establezcan una hoja de ruta y otras que queremos creer que tienen la idea de hacerlo, pero lo cierto es que no solo hay que tener la idea sino que esas ideas hay que ponerlas en marcha”. “Queda trabajo por hacer y muchas veces el problema no viene que no querer hacerlo sino del cómo hacerlo”, ha rematado.
¿Y cuáles son las principales dificultades con las que se encuentra una institución religiosa para no ponerse a caminar? “Nosotros lo dividiremos en dos bloques: uno más enfocado a la gestión, como es la falta de planificación, la desalineación entre la gestión y la misión por la implementación de carteras modelo y dificultades a la hora de invertir en activos que encajen con sus creencias, y otro más enfocado a la persona, desde una falta de planificación, falta de formación, desconfianza en el sector financiero y una gestión heredada con miedo a los cambios”, ha mantenido.
Por eso, “nuestro consejo es que deben abordar esta situación, tienen que atreverse, renovarse, innovar, y en su responsabilidad está la de administrar los bienes y adaptar su gestión patrimonial aplicando los cambios necesarios para que su patrimonio esté al servicio de la misión”, ha concluido Peche Marín-Lázaro.