El Aula Pablo VI se ha convertido esta mañana en una Navidad adelantada. Hasta allí se han dirigido para encontrarse con el Papa Francisco los feligreses que cada año participan en el belén viviente que se organiza esta en la Basílica de Santa María La Mayor.
- PODCAST: Un soplo de esperanza informativa
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
“La Basílica de Santa María la Mayor alberga la reliquia de la cuna de Jesús, y por ello tiene una conexión muy particular con Belén y el belén”, recordó el pontífice argentino al comenzar una alocución en la que echó la vista atrás para recordar cómo san Francisco fue el primero en montar el primer nacimiento hace ahora 800 años.
Emoción y ternura
Jorge Mario Bergoglio recordó que aquel primer belén no tuvo una motivación “folclórica”, sino que buscaba “suscitar emoción y ternura en los frailes y en el pueblo ante el misterio de Dios nacido de María en un establo y colocado en un pesebre”.
“Quería dar concreción a la representación: no un cuadro, ni estatuas, sino personas reales, para que resaltara la realidad de la encarnación”, expuso Francisco a modo de catequesis subrayando que “la finalidad del belén viviente es despertar en el corazón el asombro ante el misterio de Dios haciéndose Niño”.
Cerca de ellos
En este contexto, Francisco quiso acordarse de los ciudadanos de Belén hoy, así como de “todos los habitantes de la Tierra donde Jesús nació, vivió, murió y resucitó”. “Sabemos cuál es la situación, debido a la guerra, consecuencia de un conflicto que dura décadas”, apuntó el Obispo de Roma. “Para ellos promete ser una Navidad de dolor, de luto, sin peregrinos, sin celebraciones. No queremos dejarlos solos”, denunció el Papa.
A partir de ahí, invitó a quienes actúan en el belén vaticano a vivir esta escena “en solidaridad con estos hermanos y hermanas que tanto sufren”. “Estamos cerca de ellos con la oración, con ayuda concreta y también con vuestro Belén viviente, que recuerda a todos cómo el sufrimiento de Belén es una herida abierta para Oriente Medio y para el mundo entero”, enfatizó Jorge Mario Bergoglio.