El cardenal Giovanni Angelo Becciu ha sido condenado por el Tribunal del vaticano a cinco años y seis meses de prisión por malversación de fondos, en una cantidad que ascendía entonces a lo equivalente a un tercio de los fondos de la Secretaría de Estado, de la que era número dos. Pero, ¿irá el purpurado a la cárcel o podrá librarse?
Aunque la Fiscalía vaticana pedía siete años de prisión para el cardenal, la realidad es que la condena ha sido algo más favorable para él. Sin embargo, sus abogados, presentes en la sala durante la lectura de la sentencia, ya han declarado que, pese a respetarla, va a apelar.
“Respetamos la sentencia, leeremos las motivaciones, pero seguimos estando seguros que antes o después se reconocerá lo absurdo de la acusación contra el cardenal y, por lo tanto, la verdad: su eminencia es inocente”, afirman en un comunicado, recogido por EFE, los letrados Maria Concetta Marzo e Fabio Viglione.
Así, justifican recurrir la sentencia porque “las pruebas emergidas durante el proceso y el origen de la acusación contra el cardenal son fruto de una demostrada maquinación contra él”.
Del mismo modo se expresaron también algunos de los abogados de los otros ocho condenados, pues, aunque había diez acusados, el ex secretario personal de Becciu, el sacerdote Mauro Carlino, ha sido absuelto.
Esta apelación retrasaría la entrada en prisión de Becciu, pero no evitaría la pena de cárcel, puesto que la única manera de que no sea encarcelado o lo sea pero por menos tiempo es que lo disponga el Papa. Es decir, una medida de gracia papal, lo que en la vida civil sería un indulto o una amnistía -que también podría involucrar a parte o al resto de condenados-.
¿Aprovechará el papa Francisco, como magistrado supremo de la Santa Sede, la Navidad para evitar que la sentencia se ejecute? La realidad es que hay un precedente y con protagonista español, aunque este sí entrara en la celda-habitación de la cárcel ubicada en las instalaciones de la Gendarmería Vaticana.
El sacerdote Lucio Ángel Vallejo Balda fue condenado en julio de 2016 a 18 meses de prisión por filtrar documentos de la Santa Sede en el denominado juicio del ‘Vatileaks 2’. Detenido el 1 de noviembre de 2015, en su caso el juicio fue más rápido, sin contar con los dos años, 85 audiencias, 600 horas de vistas orales, 69 testigos, además de miles de páginas de expedientes que ha tenido el proceso de Becciu.
Debido a unas medidas cautelares cumplidas, a Vallejo Balda, que trabajaba en un departamento económico vaticano, se le descontó la mitad de la pena, por lo que solo tendría que pasar en prisión nueve meses. Este decidió no apelar, por lo que entró en la prisión del Vaticano el 22 de agosto de 2016. Cuatro meses después, Francisco le concedía la libertad condicional en un “acto de clemencia”.