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Ana Obregón bautiza a su nieta: ¿se puede bautizar a un bebé nacido por gestación subrogada?

La parroquia de Nuestra Señora de La Moraleja, misma iglesia en la que se oficio el funeral de Aless Lequio, es donde la pequeña recibió el sacramento





Ana Obregón bautizó ayer, 17 de diciembre, por la tarde a su nieta –Ana Sandra– en la parroquia de Nuestra Señora de La Moraleja, en Madrid. Se trata de la misma iglesia en la que se oficio el funeral de su hijo, Aless Lequio, fallecido el 13 de mayo de 2020 tras una larga enfermedad. Este es el padre biológico de la niña, nacida el 20 de marzo de 2023 por gestación subrogada.



La pequeña, que llevaba puesto el mismo faldón que lució su padre en su bautizo, recibió el sacramento en una ceremonia íntima, a la que solo asistieron una treintena de familiares y amigos. Los padrinos fueron un amigo de Aless Lequio y su prima Celia Vega-Penichet.

En una entrevista al mes de nacer la niña, Obregón ya se refirió a ella como “una bendición” y “un regalo del cielo”. “Es un orgullo, es un milagro. ¿Cómo voy a ocultar una bendición de Dios?”, sentenciaba.

Más adelante a la pregunta de si la iba a bautizar, respondía sin dudar: “Claro”. “Con todo esto que me ha pasado, llegó un momento que estaba muy enfadada con Dios, porque yo le rogué tanto y no me hizo ni caso. Y ahora ha sido como una reconciliación”, explicaba.

¿Se puede bautizar a un bebé subrogado?

¿Se puede bautizar a un bebé nacido por gestación subrogada? ¿Qué opina la Iglesia sobre los vientres de alquiler? La realidad es que, según puso de manifiesto el Vaticano el 8 de noviembre, no hay motivo alguno para oponerse a bautizar a niños nacidos por gestación subrogada.

El papa Francisco confirmaba entonces en respuesta a una pregunta de un obispo brasileño que, “para que el niño pueda ser bautizado, debe existir la esperanza fundada de que será educado en la religión católica” como única condición establecida por el Derecho Canónico, por tanto, es indiferente que sea “adoptado u obtenido por otros métodos, como la maternidad subrogada”.

¿Qué dice la Iglesia sobre los vientres de alquiler?

Por su parte, el Catecismo no deja lugar a dudas en el punto 2376, al afirmar que “las técnicas que provocan una disociación de la paternidad por intervención de una persona extraña a los cónyuges (donación del esperma o del óvulo, préstamo de útero) son gravemente deshonestas”. Es más, subraya que “estas técnicas (inseminación y fecundación artificiales heterólogas) lesionan el derecho del niño a nacer de un padre y una madre conocidos de él y ligados entre sí por el matrimonio”.

Además, el manual que contiene la doctrina oficial de la Iglesia se remite a la instrucción ‘Donum vitae’, que emitió la Congregación para la Doctrina de la Fe en 1987, siendo prefecto Joseph Ratzinger. En el documento se subraya que “solo a través de la referencia conocida y segura a sus padres pueden los hijos descubrir la propia identidad y alcanzar la madurez humana”.

¿Y los obispos españoles?

Para el secretario general de la Conferencia Episcopal, César García Magán, el debate abierto sobre la gestación subrogada a partir del caso de Ana Obregón le lleva a defender que “todo lo que es técnicamente posible, no tiene por qué ser ético más allá de posicionamientos religiosos”.

Así lo expresó en el marco de la rueda de prensa de la Comisión Permanente celebrada en marzo. El prelado alertó de que se trata de “una situación compleja”. A partir de ahí, consciente de que “es un dolor comprensible de aquellas mujeres que quieren tener familia y no pueden”, apuntó que “a la madre gestante no se le puede considera solo como una incubadora”. “No es solo una relación química sino que afecta a todo ese hijo”, añadió.

Entre otras cuestiones, García Magán planteó que “la maternidad es un don, un regalo muy grande, pero no es en sentido estricto un derecho”. A la par, hizo una defensa de la paternidad al apuntar que “no es justo que el padre de una persona no tenga nada que decir”.

“Se comprende la situación de las mujeres que lamentablemente por distintas circunstancias no han podido tener un hijo, pero como no es un derecho y hay una interacción y un choque de derechos entre el niño, la madre que pide y la dignidad de la madre gestante y el niño”, concluyó y reiteró.

¿Qué opina el Episcopado sobre la gestación subrogada?

Preguntado por si habría alguno problema para que el bebé de Ana Obregón fuera bautizado, descartó cualquier veto: “Por supuesto, esa niña tiene el derecho a ser bautizada”. “No se exige un doctorado de teología para acceder al bautismo”, sentenció, a la vez que expresó que “cualquier niño en cualquier circunstancia en la que nazca, tiene toda la legitimidad y legitimación, y todos los derechos del mundo”.

“No tiene más exigencia por parte de la Iglesia que cualquier otro niño, solo que su madre lo pida, lo solicite y que haya una esperanza fundada en que va a ser educada según los principios del cristianismo”, detalló. En este sentido, puso el ejemplo de los hijos de parejas homosexuales y reiteró que “puede ser bautizada sin ningún problema”. “Una vez que existe ese ser humano, hay que darle toda cobertura legal”, apostilló.

Un mes después, la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida aprovechó la reunión de la Asamblea Plenaria para sacar adelante una “nota” en torno a la maternidad subrogada.

“La maternidad por subrogación es, inequívocamente, una nueva forma de explotación de la mujer, contraria a la dignidad de la persona humana, pues usa el cuerpo femenino, y toda su persona, reduciéndola a ser una incubadora humana”, sentenciaban los pastores en la nota, que echa mano de diferentes documentos magisteriales vaticanos para sustentarse.

El texto episcopal arremetía contra los poderes públicos “ante tanta tiniebla originada por las leyes injustas promulgadas contra la vida y la dignidad de todo ser humano”, si bien la gestación subrogada hoy por hoy está prohibida en España. Aun así, los pastores exponen explícitamente que “creemos que es necesaria una legislación que impida esta práctica de la maternidad subrogada”.

Desde la Comisión Episcopal, se consideraba que “el fin nunca justifica los medios y que toda persona humana es fin en sí mismo”. “Negar estas verdades nos llevaría a afirmar que todo lo técnicamente posible se puede realizar y a legitimar la cosificación y el uso de unas personas por otras”, se apuntaba.

Para los obispos, “el llamado ‘útero de alquiler’ se convierte la maternidad en objeto de comercio, que se compra y se vende”. A partir de ahí, lamentaban que la mujer quede “reducida a un simple instrumento, un ‘útero’ a disposición del contratante, abriendo el camino a la explotación y a la comercialización de la persona humana”.

¿Y sobre el bautizo de estos niños?

Eso sí, la Comisión Episcopal que lidera el arzobispo de Zaragoza, Carlos Escribano, enfatizaba que “hay que priorizar el bien de los niños gestados por la maternidad subrogada, buscando la mejor solución acerca de su estatus jurídico, siendo conscientes que tienen toda la dignidad y merecen ser acogidos y respetados”. “Un niño, independientemente de cómo haya sido concebido, ha de ser amado y respetado en sus derechos”, exponían.

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