El ataque fue justificado por las fuerzas israelíes argumentando que, supuestamente, habría un lanzacohetes en la parroquia
Una situación que “ya va más allá de la tragedia”. Así se expresaba a los medios de comunicación del Vaticano el párroco de Gaza, Gabriele Romanelli, tras el ataque israelí a la parroquia católica de la Sagrada Familia en el que perdieron la vida dos personas: una madre y su hija.
“Después de los días de tregua, la zona de al Zeitoun ha empezado a estar muy animada, muchos bombardeos…”, dice el religioso, explicando que la situación se volvió especialmente crítica la noche anterior al ataque, cuando tres personas resultaron heridas en la iglesia latina. Uno de ellos, fue tratado con lo que tenía disponible uno de los médicos refugiados en la parroquia. “Luego, en cuanto al tristísimo suceso que ocurrió”, señala que todos los implicados en el suceso son conocidos suyos, “todos queridos miembros de la comunidad cristiana, de hecho feligreses, católicos”.
Nahida y Samar, madre e hija, “eran muy buenas personas”, recuerda Romanelli. “Nahida era madre de una familia numerosa, con muchos hijos, casi todos casados… Entre los hijos solteros estaba Samar, la mujer que fue asesinada. Samar era la cocinera del Hogar de las Hermanas de la Madre Teresa. Tanto la madre como la hija participaban en todas las actividades”, relata el párroco.
Romanelli ha explicado, además, que aunque la parroquia católica de la Sagrada Familia de Gaza es pequeña en número, es muy activa, con muchos grupos. “Por ejemplo, Nahida formaba parte del grupo de mujeres de la cofradía, el grupo de Santa Ana. Era muy activa en este grupo”, subraya, “y luego en todas las actividades en las que participaban las familias, ella venía con sus hijos, sus nietos… Y Samar también. Samar asumió muchas tareas, nos ayudó a organizar muchas actividades, incluso con los jóvenes y con el propio grupo de Santa Ana. Toda la familia está muy unida a la iglesia, a la parroquia. Es una gran pena”.
Finalmente, Romanelli hace un llamamiento a la oración: “Sigamos rezando para que termine todo esto, este absurdo… Como hemos dicho muchas veces, un mes de guerra, una hora de guerra, un minuto de guerra, no hace más que aumentar el número de víctimas, y no hace más que privar a la gente de la paz, de la vida cotidiana”. “Pedimos y pido en su nombre el consuelo de Nuestra Señora Santísima, el fin de la guerra y la paz para todos, para Jerusalén, la paz para todos los habitantes de esta Tierra Santa, tanto en Palestina como en Israel”, asevera.
Según ha confirmado el Patriarca Latino de Jerusalén, Pierbattista Pizzaballa, por medio de un comunicado, Samar habría sido asesinada mientras intentaba ayudar a la anciana madre herida por los francotiradores. También habría varios heridos, uno de los cuales se encuentra en estado muy grave.
El ataque fue justificado por las fuerzas israelíes argumentando que, supuestamente, habría un lanzacohetes en la parroquia. A pesar de la intervención del Patriarcado, la operación no se detuvo. Los soldados israelíes se situaron cerca de la iglesia y dispararon desde contra los civiles refugiados en el edificio. Y es que en el interior del complejo hay unos 600 refugiados que llevan refugiados allí al menos dos meses.
“Somos incapaces de entender cómo un ataque así ha podido llevarse a cabo justo cuando toda la Iglesia se prepara para la Navidad”, dice Pizzaballa en el comunicado, en el que subraya que ha habido creyentes fusilados “a sangre fría dentro de la parroquia donde no hay beligerantes”.