El presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella ya tiene pensado qué va a escribir en su carta a los Reyes Magos: “Ojalá nos traigan momentos de paz en este mundo, de concordia y de saber vivir la fraternidad en este mundo que es lo que más necesitamos”. Así lo expresó el también arzobispo de Barcelona, durante una conexión virtual con el Rey Baltasar, en el marco de la gala de presentación de la Memoria Anual de Actividades de la Iglesia que se celebró esta tarde en el auditorio de la Fundación Pablo VI.
El purpurado fue el encargado de cerrar un acto en el que se puso voz y rostro a las cifras que conforman este informe que busca ser una rendición de cuentas a la sociedad sobre la labor evangelizadora de la Iglesia a través de los donativos y de los ingresos procedentes de la equis de la declaración de la renta.
“Cuando acogemos a los más débiles y pequeños, nuestra vida se transforma, como sucedió con Jesús, como sucede con los ancianos, con los pobres y con las personas con discapacidad”, explicó Omella, después de ver pasar por el escenario un sacerdote, una religiosa y una laica que relataron en primera persona la entrega de los católicos en favor del anuncio de la Buena Noticia. “La Iglesia guarda como un tesoro en su corazón la acogida a los más vulnerables”, sentenció el cardenal.
Junto a ellos, también participó el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, César García Magán, que subrayó cómo el “Evangelio que se celebra y es testimonio, se materializa en la labor caritativa y asistencial”. “Los datos y los porcentajes son solo la punta del iceberg, son un signo de lo importante: las personas que están detrás”, valoró el también obispo auxiliar de Toledo.
Lo cierto es que solo en 2022 la Iglesia dedicó más de 72 millones de euros en atención asistencial, 17 millones más que el año anterior. Es más, en la última década los centros sociales católicos, que se extienden desde comedores sociales a casas de acogida a migrantes, han aumentado en un 64,81%. En total, se contabilizan 8.796, que son 3.459 más que en 2010. En total, gracias a esta labor social, se calcula que habría 3.778.740 personas beneficiarias.