‘Fiducia supplicans’, documento con el que el papa Francisco y Doctrina de la Fe aceptan la posibilidad de que reciban una bendición por parte de un sacerdote parejas compuestas por personas homosexuales, divorciadas o solteras que conviven sin haber pasado por el altar, ha ocasionado todo tipo de reacciones a nivel mundial, dentro y fuera de la Iglesia. Pero, como pretende Bergoglio, se trata, simplemente, de que quienes buscan a Dios de corazón y tienen algún tipo de herida en este sentido, reciban en primer lugar y antes de cualquier otra consideración un gesto que les confirme que son criaturas amadas por el Señor.
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Y eso es precisamente lo que, en Badajoz, experimentan Antonio Cardenal Miranda e Isidora Jiménez Moreno… Antonio e Isi. En el caso de él, como explica a Vida Nueva, siempre fue una persona de fe: “Aunque a veces no fuera muy practicante, participaba en la parroquia e iba a misa de un modo frecuente. Pero, al divorciarme de mi mujer en 1997, me dijeron que no podía comulgar y, durante 14 años, abandoné mi fe”.
Brota de nuevo la ilusión
Situación que cambió al conocer a Isi, su actual pareja, con la que está compartiendo “un nuevo camino creyente”. Hasta el punto de que rezan el Evangelio del día, dan a Dios cada noche “las gracias por la vida” y, con sencillez, ven brotar de nuevo la ilusión en torno a Jesús de Nazaret. Aunque sienten que les falta algo esencial: “Queremos casarnos y alcanzar ese estado perfecto que tanto anhelamos… Y esperamos que sea pronto, pues ya he formalizado toda la documentación para recibir la nulidad matrimonial y solo falta que llegue la resolución del tribunal eclesial”.
Mientras, han podido ir acercándose a la comunión. Aunque, como explica Antonio, no ha sido algo fácil: “Hablando con un sacerdote amigo, José Moreno Losada, me animó a que hablara con mi párroco y le dijera que quería comulgar. Le expliqué que ya he dado todos los pasos para obtener la nulidad y que siento a Isi como mi mujer, aunque nuestra relación sea irregular a ojos de la Iglesia. Él me ofreció que apelara a ‘mi libertad de conciencia’… Me dijo que, si me sentía ‘bien’ al recibir la comunión, adelante, que lo hiciera”.
Un papa muy próximo al pueblo
Así lo ha hecho en los últimos tiempos, aunque ven que ahora se abre ante ellos una nueva ventana: “Lo tenemos que hablar y discernir, pero creo que solicitaremos recibir esa bendición que ahora nos abre la Iglesia”. Algo que le agradece de corazón a Francisco, al que siente “un papa muy próximo al pueblo, siendo consciente de que hay que adaptarse a muchas realidades que nos marcan hoy a los creyentes. Sabe que hay que abrirse a los divorciados, a los homosexuales… A personas que tienen fe y que hasta ahora han sufrido por su condición”.
En definitiva, “Bergoglio es el papa de la auténtica proximidad, de la ternura. Benedicto XVI fue un pontífice para leerlo. Su sucesor, como lo fuera también Juan Pablo II, es de tocar, de estar. De presencia”.
Foto: José Vicente Arnelas.