Desde el ataque terrorista de Hamás el pasado 7 de octubre, la Franja de Gaza vive sus días más oscuros tras la respuesta de Israel. En este contexto, el cardenal Pierbattista Pizzaballa, patriarca latino de Jerusalén, expresa su esperanza en el final del conflicto y, sobre todo, en una solución real y efectiva a nivel político para el territorio.
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PREGUNTA.- ¿Cómo está viviendo estos días tan complejos?
RESPUESTA.- Un poco como todos. Son días marcados por la falta de claridad sobre cuándo finalizará la violencia. Hay mucho miedo y un ambiente extraño en la calle.
P.- Cerramos 2023 con la mayor crisis entre Israel y Palestina en décadas. ¿Qué podemos esperar para 2024?
R.- El conflicto, como lo vivimos estos días, debe acabar. No puede extenderse mucho en el tiempo. Pero la gran cuestión es: ¿qué soluciones políticas se van a alcanzar luego? O, ¿llegará el momento en que esto se pueda ver en perspectiva? Por eso, espero que, cuando todo pase, la comunidad internacional pueda ofrecer una palabra, una orientación clara para alcanzar una paz duradera.
P.- ¿Está siendo lo suficientemente clara, hasta ahora, la comunidad internacional en cuanto a posicionamientos?
R.- Lo que está claro es que la comunidad internacional está muy dividida. Lo hemos visto en los debates y resoluciones de las Naciones Unidas y en sus compromisos para limitar y frenar el conflicto.
P.- El ataque terrorista de Hamás a Israel ocasionó 1.500 muertos, mientras que la respuesta del Gobierno de Netanyahu se ha cobrado decenas de miles de vidas en Gaza. Objetivamente, ¿cómo se puede explicar a los gazatíes la idoneidad de una estrategia que ha empeorado aún más su situación?
R.- La respuesta de Israel está siendo desproporcionada. Eso está claro. Lo que estamos viendo en este conflicto, y así quiero expresarlo, es una gran falta de humanidad. Lo comprobamos, en relación a Israel, con el ataque que ha perpetrado Hamás, que es un claro ejemplo de deshumanidad; pero hemos visto también esa falta de humanidad en lo que está ocurriendo en Gaza, donde la situación, incluso antes de la guerra y a nivel humanitario, social, higiénico, sanitario… en general, es catastrófica e incomprensible.
Nuevo liderazgo
P.- Y la población israelí, ¿cómo está viviendo esta respuesta contra el pueblo palestino?
R.- Lo que estamos viviendo aquí en este momento es que cada uno está encerrado dentro de su propia visión. Los palestinos, dentro de su dolor, y los israelíes, del suyo. Y ninguno llega a comprender qué sucede en la otra parte. Esto se ve, incluso, en el propio juicio que cada una de las poblaciones da de la otra.
P.- ¿Qué puede ocurrir en Tel Aviv cuando acabe el conflicto en Gaza? ¿Puede ser el inicio del fin de la era Netanyahu?
R.- Es muy difícil saberlo. Ciertamente, en Israel hay una gran necesidad de un nuevo liderazgo. Hace falta que, después de la guerra, se abran nuevas perspectivas que den una respuesta real a ambas poblaciones. Hay algo que para mí está claro, y es que esta guerra nace de la necesidad de perspectivas políticas reales, concretas. Sobre todo, para los palestinos, que llevan décadas reclamando ser un Estado. Si a los palestinos no se les da una solución nacional clara, esta situación no va a terminar nunca.
P.- En las últimas semanas hemos visto cómo líderes de distintos países se han manifestado en favor de una u otra parte, y cómo el conflicto empieza a tener consecuencias en países como Líbano o Turquía. ¿Hay riesgo de que pueda escalarse?
R.- El riesgo existe. Las fronteras de Israel, sobre todo con el Líbano, son una zona caliente. Las tensiones en la zona, especialmente con Irán y Yemen, están presentes. En realidad, la población árabe en Oriente Medio tiene todo esto muy presente, por lo que se podría dar muy fácilmente la expansión del conflicto. Pero esperemos que no. Esperemos que la razón prevalezca.