“La intención del Papa es guiar hacia la supremacía de la gracia de Dios”. Esta es la máxima que, a ojos del arzobispo brasileño Darci José Nicioli, vertebra la Declaración ‘Fiducia Supplicans’, el documento emitido por el Dicasterio para la Doctrina de la Fe con el visto bueno del Papa Francisco en el que la Iglesia el sentido de las bendiciones y abre la puerta a impartir este gesto a parejas en situación “irregular” como los divorciados o los homosexuales.
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Las 10 claves
Con esta premisa, el arzobispo de Diamantina y asesor eclesial de la Academia de Líderes Católicos de Brasil ha elaborado un decálogo en el que clarifica cómo acoger este nuevo pronunciamiento vaticano que reproducimos a continuación:
- La Iglesia debe bendecir a todos y no sólo a los puros y santos.
- La iglesia no puede negar una petición de bendición, porque es Madre y Maestra de la humanidad.
- Las bendiciones son propias de la religiosidad popular y no requieren perfección moral previa ni participación plena en la Iglesia.
- La bendición propuesta a los matrimonios irregulares es espontánea, sin rito ni formalidad, simple expresión de la maternidad de la Iglesia.
- La bendición de una Madre no sella los errores de sus hijos, sino que los trae a su regazo con la esperanza de que la escuchen y se enmienden. En este sentido, es mejor tenerlos cerca que distantes y con relaciones rotas.
- El número 31 de ‘Fiducia Supplicans’ recoge el espíritu del documento: “Estas formas de bendición expresan una súplica a Dios para que conceda aquellas ayudas que provienen de los impulsos de su Espíritu – que la teología clásica llama ‘gracias actuales’– para que las relaciones humanas puedan madurar y crecer en la fidelidad al mensaje del Evangelio, liberarse de sus imperfecciones y fragilidades y expresarse en la dimensión siempre más grande del amor divino”. Por tanto, no veo nada excepcional, sino sólo la Iglesia haciendo el servicio de bendición, como la Madre bendice a sus hijos.
- El desafío es orientar a los representantes de la Iglesia, ministros ordenados y ministros laicos (que también pueden bendecir), a no impartir la bendición dentro de una celebración, ni en presencia de una asamblea, ni “con rito o vestimenta propia”. ”, para no ser una simulación de un sacramento.
- La recta intención del Papa Francisco es guiar hacia la supremacía de la Gracia de Dios. Los fieles que se abren a ella son curados, facilitando el camino de regreso de quienes se han distanciado de la Iglesia.
- ¡Que nadie se atreva a ser obstáculo a la Gracia de Dios!
- Escuchemos lo que el Espíritu dice a la Iglesia.