El año 2023 se despide con 20 misioneros asesinados en diferentes puntos del planeta, dos más que el año anterior. Así lo certifica la Agencia Fides de noticias vaticanas en el ámbito misionero en su informe anual que registra el fallecimiento de un obispo, ocho sacerdotes, dos religiosos no sacerdotes, un seminarista, un novicio y siete hombres y mujeres laicos.
- OFERTA: Esta Navidad, regala Vida Nueva: la suscripción anual a la revista en papel por solo 99,99 euros
- PODCAST: Desobediencia episcopal
- Regístrate en el boletín gratuito y recibe un avance de los contenidos
Por regiones, África se mantiene lamentablemente como el lugar más inseguro. En el continente negro, han sido asesinados nueve de los veinte misioneros registrados (5 sacerdotes, 2 religiosos, 1 seminarista y 1 novicio). En América murieron seis misioneros víctimas de la violencia: 1 obispo, 3 sacerdotes y 2 laicas. Mientras tanto, en Asia, encontraron la muerte de manera inesperada 4 laicos y laicas. Por último, en Europa, ha sido asesinado un laico.
Víctimas sin culpa
Al analizar el perfil de los fallecidos, Fides apunta que la mayoría eran agentes de pastoral con una “vida normal”. “No llevaban a cabo acciones sensacionales ni hechos fuera de lo común que pudieran llamar la atención y ponerlos en el punto de mira de alguien”, relatan los autores de esta radiografía. De hecho, detallan cómo entre las muertes se encuentran sacerdotes que iban a celebrar la misa, asaltos en carreteras, ataques a conventos… “Se han visto, sin culpa alguna, víctimas de secuestros, de actos de terrorismo, implicados en tiroteos o en actos de violencia de diversa índole”, denuncian desde Fides.
Evidentemente, a la agencia vaticana no se le escapa en su estudio que los misioneros afrontan esta “normalidad” vital en “contextos de pobreza económica y cultural, de degradación moral y medioambiental, donde no hay respeto por la vida y los derechos humanos”. “Podrían haberse ido a otra parte, trasladarse a lugares más seguros, o desistir de sus compromisos cristianos, tal vez reduciéndolos -apuntan desde la entidad-, pero no lo hicieron, aunque eran conscientes de la situación y de los peligros a los que se enfrentaban cada día”.
Ya desde hace varios años, Fides no solo se refiere a los misioneros ‘ad gentes’ en sentido estricto, sino a aquellos bautizados comprometidos con la acción evangelizadora de la Iglesia que se han topado con la muerte “por odio a la fe”.