Culmina el año 2023 con un muy buen balance para la Academia de Líderes Católicos, que ha venido estrechando lazos de cooperación y formación tanto en las Américas como en Europa.
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Se ha convertido en embajadora de la Política con P mayúscula de la que tanto el papa Francisco ha insistido en Fratelli tutti. Es así como católicos y líderes desde diversas aceras ideológicas y políticas confluyen en los espacios formativos promovidos desde esta instancia.
Rocco Butiglione, miembro de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, es el actual presidente del comité internacional de la academia y José Antonio Rosas, su director general y fundador.
Vida Nueva ha sondeado con algunos de sus referentes qué deseos y esperanzas tienen para 2024 desde su visión de líder y como uno más del santo pueblo de Dios.
Cuidar la casa común
Juan Pablo Faundéz es el presidente del comité académico internacional de la Academia de Líderes Católicos. Es abogado y doctor en filosofía, docente e investigador chileno. Para este nuevo año desea que se pueda “avanzar como humanidad en una efectiva toma de conciencia y decisión en torno a la crisis climática”.
De hecho, es un tema que el propio Papa acaba de posicionar con la exhortación apostólica Laudate Deum’ y “da cuenta de la urgencia de la situación climática que avanza más rápido que todos nuestros vaticinios”.
“Si aquel tema no es encauzado, todos nuestros restantes deseos de bien para 2024 pierden sentido, por lo que me parece prioritario su abordaje a través de decisiones efectivas y urgentes”, sentenció.
En segundo término, una esperanza. La de poder influir como líderes católicos, en todos los niveles y contextos sociales, a nivel nacional e internacional, en la búsqueda y concreción de la paz universal.
La RAE (Real Academia Española) ha publicado recientemente que la palabra del año 2023 ha sido ‘polarización’, lo que “da cuenta de que nuestra sociedad en su conjunto está fragmentada y no avanza en la búsqueda de encuentros. Pensábamos que la pandemia nos llevaría a la convergencia, y dos años después, las visiones políticas parecen estar más enfrentadas que antes”.
En resumen, medioambiente y paz universal, dos graves y complejos temas sociales de “nuestro tiempo, para los cuales es fundamental pedir al Dios de la vida y de la paz que toque los corazones de líderes políticos, religiosos y culturales que puedan contribuir a aterrizar este deseo y esta esperanza de bien para este año que se avecina”.
Tres palabras clave
Luis Eduardo Martinez es el director de la Escuela de Líderes Católicos de Valencia en el centro de Venezuela. El sacerdote dedicó tres palabras para 2024: Educación, verdad y trascendencia.
“Creo que estas tres palabras clarifican algunos de los desafíos más importantes que surgirán en el presente y futuro inmediato. No son simplemente palabras colocadas juntas o diferenciadas entre sí. Más bien, son tres dimensiones que evocan, en primer lugar, la propia esencia de la persona”, argumenta.
Piensa que la educación “al menos en este lado del mundo, sigue siendo una gran deuda que los gobiernos y los sistemas ideológicos y políticos tienen”. Es un proceso de toda la vida, no circunstancial como establece el Concilio Plenario de Venezuela.
“La educación debe convertirse definitivamente en todas las áreas e instituciones de la sociedad en una prioridad”, mientras que la verdad es “aquello a lo que no podemos renunciar. Estamos en una sociedad de postverdades, ya lo hemos escuchado. Algunos incluso hablan de no estar en la posmodernidad, sino aún más allá”, apuntó.
El presbítero señaló que la trascendencia habla de esperanza. “Habla de lo que tiene sentido para un futuro, porque el futuro es pensar en la esperanza. Y la esperanza es pensar en lo positivo. Nunca esperamos lo peor, siempre esperamos algo bueno”.
Por ello, también nos invita, desde la educación y desde la verdad, “a colocar a Dios en su lugar en todas las áreas sociales. El Dios que nace para revelarnos cuánto nos ama. Ese Dios al que acudimos con un ejercicio espiritual, con un acto sobrenatural, ese es el Dios que nos invita a trascender, a dirigirnos hacia Él”.
Unidad en la diversidad
Eduardo Almeida dirige la Academia de Líderes Católicos de Brasil. Señala que 2024 presenta una serie de desafíos para el mundo, en especial, la re-construcción de la paz en muchas regiones del planeta. Cita algunos ejemplos: Tierra Santa, Ucrania, África, Norte de América del Sur.
También añadió que la recuperación de la economía global, todavía muy afectada por las crisis del siglo (financiera de 2008, sanitaria de 2020-21), y la búsqueda de mecanismos que eviten la formación de nuevas crisis de estas magnitudes. Aquí lo clave es reducir la brecha de desigualdad entre ricos y los más pobres.
La polarización política, económica, social y religiosa no quieren ceder en este inicio de 2024, incluso el mundo y la Iglesia “ya fragmentados parecen no poder salir de la ‘noche oscura’ de una sociedad que se conecta mucho y se encuentra poco”.
Sin embargo, Almeida piensa que al mirar la historia de la salvación, todos estos retos siempre estuvieron presentes en mayor o menor grado. “Siempre pasamos por ciclos a la baja que parecían ser interminables”, adujo.
Esto ha servido para aumentar “nuestra fe de que el mundo es una creación perfecta de Dios, así como las dificultades personales sirven para reforzar nuestra capacidad de ser santos, de integrarnos con Dios”.
Sueña con la unidad en 2024 para que “podamos todos y todas, líderes y liderados, pobres y ricos, de todos los colores y rincones, integrarnos como personas y como comunidades en el corazón misericordioso de Jesús. Ser una sola carne, una sola sangre, un solo pueblo en camino hacia el encuentro con el Señor”.
“No hay reto, polarización, crisis o pandemia que pueda destrozar la relación unificadora con Dios. ¡Adelante, pues, caminar en el sendero de 2024, con la esperanza de paz, igualdad y amistad social entre nosotros!”, concluyó
Calor de la esperanza
Javier de Cendra, decano de la facultad de derecho, empresa y gobierno de la Universidad Francisco de Vitoria y miembro del Consejo Directivo Internacional. Su deseo es que todos sean uno.
Además aboga para que en 2024 sea superada la tentación de la división con más “amor, la humildad y la confianza”, depositadas en la misericordia de Cristo. Por lo que “pido a Dios que sostenga a su Iglesia en todo el mundo en medio de las dificultades generadas por el odio, la indiferencia y las catástrofes”.
Son tantas las peticiones, por quienes anuncian el evangelio, las víctimas de la guerra, por las vocaciones: “Pido a Dios, finalmente, que bendiga a la Academia de Líderes Católicos para que sea un instrumento dócil a su servicio, y que pueda consolidarse en España y en Europa, llevando la luz de la fe, el calor de la esperanza y el fuego de la caridad a todos los hombres”.
Llamados por el bautismo
Elisabeth Román es presidenta National Catholic Council for Hispanic Ministry, una organización nacional que proporciona una red y un foro para la promoción religiosa, social, profesional y cívica de los hispanos católicos romanos en los Estados Unidos. Está vinculada con la Academia en este país.
“Mis deseos para el 2024 es poder seguir caminando en sinodalidad, juntos como una sola Iglesia, no importa donde vivamos. Es en ese caminar juntos, en nuestras colaboraciones y la pastoral de conjunto, que respondemos a las necesidades pastorales de nuestro pueblo y evangelizamos a otros”, ha dicho.
Aseguró que por el bautismo “somos llamados como pueblo de Dios, a servir, compartir y acompañar a otros para que conozcan el amor de Jesús. Mi esperanza para el 2024 es que encontremos la paz, que terminen las guerras y que recibamos a los migrantes como hijos de Dios buscando una digna vida”.
Marcados por el encuentro
Joaquín Eguiluz, coordinador de Comunicaciones de la Academia de Líderes Católicos, quiere que 2024 “sea un año marcado por el encuentro, el amor y la paz en cada uno de nuestros países”.
“Es un anhelo profundo que el ser cristiano no sea motivo de persecución, especialmente después del doloroso martirio de varios hermanos en la fe durante el 2023, quienes partieron a la casa del Padre por profesar su fe en Dios”, comentó.
El joven comunicador chileno quiere que 2024 sea un año en el que podamos vivir nuestra fe con plena libertad y que, en lugar de “ser un tiempo de castigo o temor, sea un año de gracia y bendición para todos los creyentes”.
Que la luz de la fe brille aún más fuerte en medio de las dificultades, y que “podamos ser portadores de amor, esperanza y consuelo para aquellos que enfrentan persecución y dificultades por su fe”.