Después de bautizar a 16 niños y niñas en la Capilla Sixtina, el papa Francisco ha rezado el ángelus con los fieles y peregrinos congregados bajo la lluvia en la Plaza de San Pedro con motivo del domingo de la Fiesta del Bautismo del Señor. El pontífice pidió rezar por todos los que reciben el bautismo en estos días, también felicitó a las iglesias orientales que celebran la Navidad este 7 de enero. También pidió oraciones por la liberación de los secuestrados en Colombia “sin condiciones” para “contribuir a la paz y a la reconciliación en el país”. Pidió por las víctimas de las inundaciones de la República Democrática del Congo a la vez que reclamó la paz para todo el mundo, especialmente en Palestina, Israel y Ucrania.
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El don del bautismo
En su reflexión, el Papa comentó el relato del Bautismo del Señor del día (cf. Mc 1, 7-11) y destacó como Jesús al acudir a Juan Bautista “muestra así que quiere estar cerca de los pecadores, que ha venido por ellos, por nosotros, ¡por todos nosotros!” y como con este acontecimiento “nos revela que Jesús es el Hijo de Dios, nos habla también de nuestro Bautismo, que nos ha hecho a su vez hijos de Dios”. “En efecto, no es, como el de Juan, un gesto simbólico, sino un verdadero don de vida divina y eterna, un acontecimiento de gracia y de comunión con Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, que nos sumerge en su abrazo infinito, transmitiéndonos la fuerza de su amor salvador”.
Para Francisco en el Bautismo “Dios entra en nosotros, purifica y sana nuestros corazones del pecado, nos hace sus hijos para siempre, su pueblo y su familia, herederos del Paraíso. Dios se hace íntimo de nosotros y ya no nos abandona”. Por lo tanto, prosiguió, “el Bautismo es el don de una vida nueva, es llegar a ser, en Jesús, hijos de Dios amados para siempre”. Así, insistió, “por eso es importante conocer el día y celebrarlo. Comprometámonos a buscar y recordar la fecha de nuestro Bautismo; y hoy demos gracias al Señor porque desde entonces no sólo está con nosotros, sino en nosotros. Démosle gracias también por los padres que nos llevaron a la pila bautismal, por quienes nos administraron el sacramento, por el padrino y la madrina, por la comunidad en la que le recibimos”, propuso el pontífice sobre este “nuevo cumpleaños”.
Además, invitó a los fieles a que “en memoria de nuestro Bautismo, acojamos la presencia de Dios en nosotros. Podemos hacerlo con la señal de la cruz, que traza en nosotros la memoria de la gracia de Dios, que nos ama y quiere estar con nosotros”, apuntó invitando a todos a hacer juntos la señal de la cruz. “María, templo del Espíritu, ayúdanos a celebrar y acoger las maravillas que el Señor realiza en nosotros”, concluyó.