A través de la Nunciatura Apostólica, a cargo de Miroslaw Adamczyk, se conoció hoy que el papa Francisco aceptó la renuncia por edad, de Carlos Malfa como pastor de la diócesis de Chascomús (provincia de Buenos Aires), y el consecuente nombramiento del presbítero Juan Ignacio Liébana, como su nuevo titular.
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El obispo electo
El sacerdote del clero de Buenos Aires, y con trabajo pastoral en la diócesis de Añatuya (provincia de Santiago del Estero), nació en el año 1977, y después de sus estudios de Filosofía y Teología en el Seminario Metropolitano de Buenos Aires, fue ordenado sacerdote el 27 de noviembre de 2004.
En el año 2009 se trasladó como misionero “fidei donum” a la diócesis santiagueña para prestar servicio como vicario parroquial, y párroco en Iglesia Santo Cristo (Santos Lugares), Nuestra Señora del Carmen (Campo Gallo). En la actualidad es el rector del santuario de la Virgen de Huachana.
También se desempeñó como director espiritual del Seminario Mayor en Santiago del Estero, y trabajó en las pastorales misionera, vocacional y de santuarios.
Augurios para el nuevo obispo
“En la presencia de Dios y con gran libertad creí que el bien espiritual de ustedes, la vida misma de la diócesis, estaba necesitando un nuevo obispo: más joven, más sabio, más bueno”, expresó Carlos Malfa, ahora administrador apostólico de Chascomús.
Manifestó su alegría y enorme gratitud hacia el papa Francisco por el nombramiento del nuevo titular. A la vez, pidió a toda la comunidad peregrinar en este tiempo a los sagrarios de las parroquias y capillas, “para que en adoración a la presencia viva de Cristo en la Eucaristía, recemos por el padre Juan Ignacio y por nuestra diócesis“.
Finalmente, invitó a participar de “la fiesta de Iglesia” el próximo 2 de marzo, en la Iglesia Catedral, para acompañar la ordenación episcopal de Liébana y el inicio de su ministerio pastoral.
Por su parte, el obispo de Añatuya, José Luis del Corral, svd, agradeció los 15 años de servicio del “padre Juani” por su entrega en la diócesis donde “Jesús Buen Pastor, su Madre la Virgen María y el santo pueblo fiel de Dios moldearon su corazón sacerdotal y misionero”.
“Nos toca entregar un gran y querido hermano y pastor” para que el padre Liébana, ante el pedido de la Iglesia, acepte este nuevo servicio que, con libertad y disponibilidad, seguramente será de mucho bien para su nueva diócesis.
Reiteró su agradecimiento a Dios y a la Iglesia por haber puesto la mirada en Añatuya para escoger a este nuevo servidor. “Desde nuestra pobreza queremos vivir este ‘desprendimiento’ que se nos pide con gozo y esperanza”, señaló el padre obispo.
Después de pedir a los devotos y peregrinos de la Virgen de Huachana a acercarse la fiesta del próximo 2 de febrero al Santuario para despedir al padre Liébana, le aseguró que siempre lo esperarán con las puertas abiertas y lo tendrán muy presente en cada Eucaristía y en la oración, y lo acompañarán en este paso. Y le deseó “que la Virgen de Huachana, la Beata Mama Antula y el Santo Cura Brochero te inspiren en tu nuevo ministerio y lo hagan muy fecundo“.
Orante, fraterna y misionera
El obispo electo se presentó y dirigió su primer mensaje a la comunidad asegurando que asume esta responsabilidad con profunda alegría. Dijo también que le entusiasma ser el pastor de una diócesis extensa con su realidad urbana, rural y marítima.
Mencionó especialmente a aquellos que están sufriendo por la situación tan dura que está viviendo el país. Luego, dedicó unas palabras a la familia y a amigos de Tomás, un joven asesinado el 1° de enero en la localidad de Santa Teresita, después de una pelea. Agregó que acompañará el pedido de justicia y brindará su consuelo a quienes están sufriendo esta pérdida.
A toda la comunidad le pidió ir poniéndose en sintonía para caminar juntos y avanzar en la misión de una iglesia orante, fraterna y misionera. Reconoció que es un eslabón más, y que quiere “acompañar este momento de la historia que Dios me encomienda ser el Padre de todos ustedes”.
Pone su confianza en la Virgen de la Merced y en San Juan Bautista, para ser testigo de la luz y señalar siempre a Jesús, Cordero de Dios. Agradeció al papa Francisco que lo eligió para esta tarea y al obispo Malfa que lo acompañará en los inicios para que el pueda sumarse al camino diocesano.
Invitó a los fieles a su misa de ordenación episcopal para conocerse, ponerse a rezar y caminar juntos, y ser “esa iglesia que Dios ha soñado: una iglesia de comunión, una iglesia de participación y una iglesia en misión”.