‘Fiducia supplicans’ ha despertado opiniones en todo el mundo. Y, también, la necesidad de respuestas en muchos sectores. En este sentido, este miércoles los obispos de Francia han hecho pública una declaración en la que abordan “el del apoyo en la Iglesia a las personas homosexuales que viven en pareja, por un lado, y a los divorciados que viven en una pareja”.
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Y es que los obispos de la provincia eclesiástica de Rennes han publicado estos días un texto en el que destacan la “necesidad” de evitar “confusión” y “escándalo” entre el clero y los fieles. “Por eso conviene bendecir espontáneamente, individualmente, a cada una de las dos personas que forman una pareja, cualquiera que sea su orientación sexual, que pide la bendición de Dios con humildad y con el deseo de conformarse cada vez más a su santa voluntad”, señalaban en el documento que hoy ha sido respondido por el Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal de Francia.
“El Consejo Permanente recibe esta declaración como un estímulo a los pastores para que bendigan generosamente a quienes se acercan a ellos humildemente pidiendo la ayuda de Dios”, subrayan los obispos en su respuesta, señalando que es una forma de “acompañarles en su camino de fe para que descubran la llamada de Dios en su propia existencia y respondan concretamente a ella”.
Bendiciones espontáneas
Así, y recordando que ‘Fiducia supplicans’ “entiende el matrimonio como una ‘unión exclusiva, estable e indisoluble, entre un hombre y mujer, naturalmente abiertos a la generación de los hijos'”, también “recibimos también de Jesucristo el llamado a una acogida incondicional y misericordiosa, ya que Jesús ‘no vino a llamar a justos sino a pecadores’, como todos lo somos”.
“‘Fiducia supplicans’ recuerda que quien no vive en una situación que le permita participar en el sacramento del matrimonio no está excluido ni del amor de Dios ni de su Iglesia”, aseveran los obispos, sino que “les anima en su deseo de acercarse a Dios para beneficiarse del consuelo de su presencia y de implorar la gracia de conformar su vida al Evangelio”.
Por ello, “es en particular mediante oraciones de bendición, dadas de forma espontánea, ‘no ritualizada’ (n. 36), fuera de cualquier signo susceptible de asimilarse a la celebración del matrimonio, como los ministros de la Iglesia podrán demostrar esta acogida amplia e incondicional”.