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Matteo Garrone: “Migrar es soñar”





En ‘Io Capitano’, la potente película de Matteo Garrone sobre la odisea de los inmigrantes galardonada con el León de Plata en Venecia y elegida para representar a Italia en los Oscar, hay una escena que ha quedado impresa en el corazón de los espectadores. Es “la mujer que flota” que se le aparece al protagonista, el jovencísimo senegalés Seydou Sarr, caminando por el desierto del Sahara junto a otras personas desesperadas y decididas a llegar a Libia para subir a los barcos con destino a Europa. En realidad, esa mujer murió de cansancio y fue abandonada en la arena sin mirar atrás, entre otros cadáveres, por el despiadado esclavista que guiaba a los migrantes hacia el mar. Pero Seydou, que había intentado ayudarla, se imagina flotando en el aire para alejar el horror de ese viaje lleno de peligros, violencia y muerte.



De la película a la vida. Esa mujer, que se llama Béatrice, es marfileña y, después de haber conocido el infierno como su personaje, vive ahora cerca de Roma, en Fregene, en casa de la madre de Garrone, con la perspectiva de encontrar un trabajo. Un pequeño gran “milagro” logrado por la película que el director romano realizó al recopilar las historias reales de quienes arriesgaron sus vidas para tener un futuro mejor en nuestro continente. Y entre los protagonistas de estas historias, no todas con final feliz, hay muchas mujeres que emprenden este viaje. Son jóvenes y mayores, analfabetas o instruidas y, muchas veces, están embarazadas.

PREGUNTA.- ¿Como ha conocido a Béatrice?

RESPUESTA.- La elegí para Marruecos con otros extras, todas personas que realmente habían hecho la travesía. Ella también había iniciado el viaje a pie y luego quedó varada en el desierto después de ver morir de hambre a sus compañeros. Una vez terminada la película, la invité al Festival de Cine de Venecia como a los demás actores. Y quiso quedarse en Italia, donde fue acogida por mi madre y comenzó el proceso de regularización. Su testimonio fue muy importante para mí.

P.- ¿Qué más ha descubierto a partir del relato de las mujeres africanas?

R.- Que muchas de ellas son violadas durante el viaje. Mis colaboradores, todos personas que conocen los hechos por haberlos vivido en primera persona, me revelaron que en el desierto de vez en cuando el jeep con los inmigrantes a bordo se detenía y el conductor escogía a una o dos mujeres para violarlas. Luego volvía a emprender la marcha y, al cabo de unos kilómetros, el horror se repetía. Al final del viaje, casi todas habían sufrido abusos.

P.- ¿Porqué “Io Capitano”, no refleja esto?

R.- A decir verdad, me arrepiento de no haber incluido el episodio de la violación. Pero temía que pudiera parecer exagerado en una película que, llena de momentos muy dramáticos, cuenta una realidad ya de por sí espantosa.

A pesar de las condiciones

P.- ¿Son muchas las mujeres embarazadas que afrontan la travesía?

R.- Sí, y parten a pesar de sus condiciones. Así me lo confirmó Fofanà Amara, el joven guineano de quince años que inspiró mi película. Hace diez años los contrabandistas lo obligaron a conducir un barco con 250 inmigrantes a bordo, sin siquiera saber nadar, y tan pronto como llegó al puerto de Sicilia fue encarcelado durante seis meses. Dijo que detuvo la embarcación y pidió ayuda para salvar a una mujer que estaba a punto de dar a luz cuya vida y la de su bebé corrían peligro.

P.- Otro de los personajes que deja huella es la madre de Seydou, contraria a la partida de su hijo. ¿Es común entre las madres africanas?

R.- Sí, conocen los peligros del viaje y no quieren perder a sus hijos. Seydou pertenece a una familia que vive en una pobreza digna y quiere ir a Europa en busca de aventuras, para tener nuevas oportunidades de triunfar como músico. Es el sueño que nos empujó, a su edad, a ir a América con la diferencia de que a nosotros nos permitieron viajar mientras a ellos se lo impiden. Pero en África también hay otras madres además de la de Seydou.

P.- ¿Ellas que piensan?

R.- Son partidarias de que sus hijos tengan un futuro mejor y promueven colectas en el seno de la familia para ayudar al más inteligente a salir adelante, el que es capaz de desenvolverse a pesar de los peligros que habrá en su camino.

Una historia cautivadora

P.- El film ha obtenido un gran éxito de público y se verá en todo el mundo. ¿Cómo se lo explica?

R.- Creo que llega al corazón de espectadores de todas las edades, clases sociales y niveles culturales. Cuenta la historia universal y emocionalmente cautivadora de un joven que persigue un sueño. También habla de una tragedia que la gente cree conocer pero que esta vez podrán vivir desde dentro. Vale para todo el mundo.

P.- ¿Cree que el cine puede influir en la opinión pública sobre la migración y lo que opina una parte de la política?

R.- No sé si mi película puede cambiar las cosas, pero sí puede sensibilizar a la gente y convencerles de que, detrás del “fenómeno” de los desembarcos más allá de las cifras de inmigrantes que nos da la actualidad, hay seres humanos con sueños y deseos. Querer negarlas es la gran injusticia que quería denunciar.

P.- Ha mostrado su película al Papa, ¿cómo recuerda ese encuentro? 

R.- Recuerdo la mirada del Santo Padre que te llega directa al corazón y su capacidad para tranquilizar a la gente. Después de hablar un rato con él, me dio la impresión de que lo conocía desde siempre… El Papa Francisco dijo que las imágenes de la película le parecieron muy intensas y habló del drama de una época. Creo que entendió mi deseo de actuar como intermediario para dar voz a los migrantes que él mismo definió como héroes contemporáneos.

P.- Garrone, ¿es usted creyente?

R.- Sí, lo soy.

P.- Más allá del éxito de taquilla o de la candidatura a los Óscars, ¿de qué está más orgulloso?

R.- De haber puesto mi parte a la hora de denunciar un sistema profundamente injusto que impide a miles de personas perseguir sus sueños, intentar mejorar su calidad de vida o ampliar sus horizontes. Es como si emprendiera el viaje con mis personajes, con la misma rabia y la misma esperanza.


*Entrevista original publicado en el número de diciembre de 2023 de Donne Chiesa Mondo. Traducción de Vida Nueva

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Etiquetas: cinemigrantes
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