Esta mañana, en el Palacio Apostólico Vaticano, el Santo Padre Francisco ha recibido en audiencia a la Delegación de los ‘Centinelas de la Sagrada Familia’, la cual, fundada hace diez años, que tiene la vocación de presentar las intenciones de la Iglesia y del mundo a nuestra Santa Madre.
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“Aprecio la sencillez y la humildad de vuestro movimiento, que surgió espontáneamente en la oración común de los primeros entre vosotros”, ha dicho Francisco. “El compromiso que se exige a quien quiere convertirse en ‘centinela’ es simple, incluso podría parecer ridículo: rezar cada día una decena del Rosario. Muy simple. Es poco a los ojos de los hombres, pero es mucho a los ojos de Dios, si se hace fielmente en el tiempo, con fe y fervor y en espíritu de comunión entre vosotros. Dios ama lo pequeño y lo hace dar fruto”.
“Sois madres”
Asimismo, el Papa ha señalado que “el hecho de que vuestro movimiento esté formado únicamente por mujeres pone de relieve vuestra vocación específica e insustituible en la Iglesia, a imagen de la Virgen María. No sólo rezáis a Nuestra Señora pidiéndole que interceda, sino que estáis aún más dispuestos a conformaros con Ella, con su maternidad, para uniros a su oración de intercesión como madre por todos los hijos de la Iglesia y por el mundo”. Por eso, “cualquiera que sea vuestro estado de vida, con María todas sois madres”.
Así, y recordando que “recientemente hemos escuchado en la liturgia que María ‘guardaba y meditaba los acontecimientos en su corazón'”, ha invitado al movimiento a introducir en su oración no solo “acontecimientos que pueden ser dolorosos, ya sean personales o confiados por otros“, sino también “las intenciones del mundo atravesado por tantos conflictos, tanta violencia y tanta indiferencia; y también el de muchas personas que sufren, están abandonadas, rechazadas o en grandes dificultades”.
Además, ha señalado que “nuestro mundo, así como nuestros hermanos y hermanas, necesitan más que nunca ternura: ¡una palabra que quizás alguien quisiera borrar del diccionario!”. “Qué duro es a veces el mundo hoy, implacable, sordo e indiferente ante el sufrimiento y las necesidades de los demás”, ha reconocido el Papa. “María fue ternura para Jesús; y es para la Iglesia y para el mundo. Esta es ciertamente también la vocación de un “centinela”: encarnar de algún modo la ternura de María por la Iglesia y por el mundo”.
