El papa Francisco ha recibido hoy en audiencia a los miembros de la asociación ‘Facchini di Santa Rosa’ de Viterbo, una asociación que, a pesar de ser “relativamente reciente”, recoge, como ha dicho el Papa, “un legado muy antiguo, que se remonta al traslado del cuerpo de Santa Rosa, que tuvo lugar en Viterbo en 1258 por orden del Papa Alejandro IV, de la iglesia de Santa María en Poggio a el de Santa Maria delle Rose, hoy Santuario de Santa Rosa. Desde entonces, la celebración de la fiesta ha adquirido la forma solemne que, desarrollándose en el tiempo, ha llegado hasta nosotros”.
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“Las raíces de su historia nos remontan a los tiempos en que la Santa vivía en Viterbo, donde vivió una experiencia mística que la convirtió en promotora de la devoción y de la vitalidad cristiana para toda la ciudad”, ha señalado el Papa. “Desde muy joven optó por la pobreza absoluta y la dedicación a la caridad, y fue una verdadera líder, involucrando a muchos con su amor a Jesús, hasta el punto de convertirse en una presencia incómoda para las autoridades, que la exiliaron junto con su familia. Una “santa agitada”, podríamos decir, pero por el Espíritu Santo”.
Compromiso cristiano
Así, ha reconocido que “siguen transmitiendo este recuerdo con vuestro servicio y con vuestro compromiso de vida cristiana”, sobre todo, “a través de las múltiples actividades asistenciales, culturales y morales con las que sé que hacéis operativo y concreto lo que representáis con motivo del Festival en la vida de las personas, especialmente de las más necesitadas”. Por ello, les ha animado a “mantener viva esta tradición” y a ser “personas contagiadoras de santidad”.