“Hoy parece estar difundiéndose lo que algunos llaman el ‘pensamiento breve’: un pensamiento formado por unos pocos caracteres, que arde inmediatamente; un pensamiento que no mira hacia arriba y hacia adelante, sino sólo aquí y ahora, fruto de las necesidades del momento; un pensamiento que no mira la historia, que no tiene en sí un legado histórico; un pensamiento que se mueve por instinto y se mide en instantes; que, hecho de emociones y comprimido en pocas palabras, parece sustituir el ya ‘débil’ pensamiento del posmodernismo”. Esta ha sido la reflexión de este viernes que ha hecho el papa Francisco –a pesar de su estado de salud– en su audiencia con los participantes en el encuentro promovido por la Asociación de Jóvenes Profesionales Toniolo.
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“Este es el drama del posmodernismo: el pensamiento débil”, ha insistido el Papa. “Frente a la complejidad de la vida y del mundo, este pensamiento ‘corto’ conduce a la generalización y a la crítica, a la simplificación y a la distorsión de la realidad, en la búsqueda del propio interés inmediato más que del bien de los demás y del futuro de todos”. De hecho, ha asegurado que le “preocupa oír hablar de jóvenes atrincherados detrás de una pantalla, cuyos ojos reflejan luces artificiales en lugar de dejar brillar su creatividad. Sí, porque ser joven no es pensar en tener el mundo en las manos, sino ensuciarse las manos por el mundo; es tener una vida por delante para gastar, no para preservar o archivar”.
Arriesgarse
“Os veo y creo que vuestra pasión y compromiso son antídotos contra el pensamiento cortoplacista”, ha asegurado a los presentes en la audiencia, “porque, contra la tentación de adaptarte a las cosas pasajeras, te propones cultivar una mirada alta, que busca las estrellas, no el polvo. Es la verdadera mirada de los jóvenes”. Sin embargo, “muchos de ellos parecen, permítanme la expresión, ‘exprimidos’: convertidos en objeto de actuaciones cada vez más exigentes, corren el riesgo de ver secarse el jugo de la vida, ese sueño inquieto que pide ser liberado de su corazón. Sueños inquietos”.
Por eso, les ha animado a no reprimir “lo buenos que son” y a “no tener miedo de correr riesgos”. “Por favor, arriesguen, porque si no se arriesgan ustedes, ¿quién lo hará? Es regalándose a uno mismo como descubrirán dones, regalos únicos y preciosos. En el contexto occidental vivimos rodeados de regalos y regalos, de muchas cosas a menudo inútiles, inmersos en productos hechos por el hombre que nos hacen perder el asombro ante la belleza que nos rodea”.